La familia del fotógrafo palestino Taysir Batniji emigró a los Estados Unidos.
Tratan de crear o de recrear un hogar. Pero los ojos miran por la ventana cerrada -el cristal es un muro, transparente pero duro- con la mirada perdida, y entre los menudos recuerdos, que tratan de anclar a la familia en la realidad norteamericana, se cuelan objetos que remiten a un mundo roto, familiar y perdido. Los gestos, la misma ropa son ajenos al mundo que los acoge o tan solo los acepta. El mundo al que se entregan ya solo existe, para ello, en las páginas de los periódicos y, sin duda, en una pantalla -que los une y los separa de lo que han dejado atrás.
La presente serie fotográfica ha dado lugar a un libro de reciente publicación, y se puede contemplar en la ciudad francesa de Arles
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