martes, 23 de agosto de 2022

Reliquia

 


Foto: Emmanuel Guigon, clavo de la cruz, iglesia de Arta, Mallorca 


Una reliquia es, literalmente, lo que queda de un ente o un ser, una vez éstos han desaparecido.

La reliquia está relacionada con la muerte ciertamente: en latín, reliquae (siempre en plural) designa los restos de comida, pero también las cenizas de un difunto.

Mas, en tanto que resto, una reliquia evoca también la vida, la resistencia a la desaparición. La condición de estar en permanente estado “existencial” de define bien en el latín reliquus, que debería traducirse por un ver o en gerundio: quedando, lo que insiste en el presente, en el doble sentido de la palabra: es lo que está aquí hoy, y lo que se ofrece (a los sentidos, a los demás): es un regalo.

La muerte causa las reliquias, pero no puede con ellas. Éstas son algo más que las huellas de lo que o de quién ya no está. Una huella señala un vacío, la pérdida presencia de quien ha producido una huella. Las huellas siempre son negativos de seres. La reliquia, por el contrario, forma parte de un ser o un ente. Una reliquia es una metonimia. Concentra en su figura, que siempre queda, cuyo ser es seguir quedando aquí y ahora, lo que “es” un ser. La desaparición de éste no es completa, porque la reliquia lo representa.

En castellano, los restos de comida son las sobras: lo que ha quedado porque no se ha querido, lo que llega a las sobras a su desaparición, porque son prescindibles y son molestas. Testigos engorrosos, vergonzosos, de un banquete excesivo, desmesurado. La desmesura siempre es una falta (de contención)..

Una reliquia ciertamente en un recuerdo de un ser, pero también el testimonio de que la desaparición no ha sido en vano, pues la reliquia encierra lo que en verdad fue lo que ya no es -si no es a través de la figura de un resto que es un todo. El sentimiento de pérdida muta, a través de la reliquia, en un sentimiento de plenitud y de agradecimiento. Seguimos pidiendo aferrándonos a algo ante el que el tiempo se ha detenido, dotando a la reliquia del aura de una aparición: lo que hubiera tenido que ya no ser sigue siendo, y para siempre.

La iglesia gótica de Arta, en la isla baleárica de Mallorca, conserva un clavo de la verdadera cruz (sobre la que el hijo de dios fue crucificado).

Sin entrar en el carácter fácilmente risible de las reliquias, cuyo número y cuyo volumen supera ampliamente el volumen del ser del que sin una destilación, las reliquias, como las obras de arte, nos exponen a presencias visibles sobre las que la noche no cae, presencias perdurables, símbolos de resistencia que abren la puerta a lo inefable y a la esperanza , a lo que vence al tiempo, al mortal inmortal: no evoca la pérdida sino que encapsula lo que merece ser recordado, el carácter de lo que se niega a desaparecer.


Agradecimientos a Emmanuel Guigon, director del museo Picasso de Barcelona, por el regalo de esta imagen 

No hay comentarios:

Publicar un comentario