Video: Quim Pintó y Montse Fabregat (pfp disseny)
Fotos: Tocho, 2018-2019, Depósito municipal de la Via Favencia, Barcelona
Agradecimientos a Carmen Hosta y a Aureli Santos (Ayuntamiento de Barcelona), sin los que este proyecto no habría sido posible
¿Alguno de nosotros ha podido o podría borrar para siempre o romper las fotografías de amigos íntimos o familiares cercanos recientemente fallecidos?
Ésa es precisamente la pregunta que plantea y a la que intenta responder la exposición del pabellón catalán de la próxima Bienal de Arte de Venecia (mayo-noviembre de 2019)
TEXTO INTRODUCTORIO DE LA MUESTRA
PERDER LA CABEZA….
Primera versión:
“Para
destruir un ídolo, se debe moler y echar el polvo al mar. No se debe lanzarlo
al viento porque podría fertilizar la tierra. Nada prohibido debe quedar en las
manos (Lo Yidbak
b'Yadcha Me'umah Min ha'Cherem). Hasta los fragmentos deben desaparecer.” (Avodaz Zarah –Adoración extralña-, 44)
“ Había una pequeña Virgen que
le gustaba mucho, y de pronto, delante de la
Virgen, se enterneció y empezó a hacer
una especie de oración, y después, sin ninguna clase de intermedio,
escupió a la Virgen y empezó a insultarla.” (Salvador Dalí sobre Luis Buñuel,
1969)
Lejos de la reflexiva actitud ante las imágenes que se
debería de tener, según la teoría del arte occidental, heredera del Siglo de
las Luces -guardando las formas, manteniendo las distancias, desde este lado
del espejo-, ayer como hoy, las estatuas naturalistas, expuestas al público,
suscitan reacciones apasionadas, que van del acercamiento al rechazo, de las
caricias a la mutilación. Las estatuas se “exponen” a provocar enconados movimientos,
se arriesgan a mostrarse, a revelar su cara, al careo, al enfrentamiento;
buscan el encuentro, retan, rozan a los espectadores. Las estatuas organizan y
disuelven comunidades, muestran lo que se quiere ver –y no puede verse si nos
es por la mediación de la imagen-, y lo que se rechaza. Las imágenes son seres
vivos que no dejan a nadie indiferente.
Los retos, los riesgos que la manifestación de las estatuas
acarrea se dan en todas las épocas y culturas. Son testimonios adorados o
molestos. Ponen en juego su vida y la vida de quienes viven pendientes de
aquéllas. La buena o mala fortuna de un individuo o de una colectividad depende
del buen o del mal de ojo de la imagen.
Una comunidad como Cataluña no escapa a esas reacciones
humanas ante la presencia de imágenes. Se hace cola para adorarlas, o se las
ciega, se las decapita. Pero la cabeza que pierden también simboliza la cabeza
que perdemos, una pérdida que es una ganancia, pues es la prueba que la imagen
ha logrado su objetivo: sacarnos de nuestras casillas, despertarnos y
enfrentarnos a nuestros temores y a nuestras esperanzas. Devolvernos a una vida
plena y contradictoria. Una estatua adorada o destruida es una estatua colmada,
que ha alcanzado el fin.
La exposición presenta la biografía de una quincena de
estatuas públicas que, en los últimos años, durante y años después de la
dictadura, han suscitado reacciones apasionadas, viscerales o extáticas, y
expone algunas cuya vida más las ha marcado, junto con interpretaciones
contemporáneas, desde diversos géneros artísticos, del fervor, del dolor o el
temor con el que las afrontamos. Los propios visitantes podrán confrontarse con
ellas, dentro y fuera del pabellón, o podrán “ver” como algunas se les
acercan…Cuidado con las estatuas.
“… invadieron la Grecia sin perdonar del saqueo las estatuas
de los dioses, ni del incendio los templos. ¡Los altares, suprimidos; las
estelas de los dioses, arrancadas de raíz de sus bases, por el suelo en
confusión, arrojadas! Por el daño que han causado digno castigo sufrieron, y
aún habrán de sufrir más, que el cimiento de sus penas acaba de ser echado, y
se encuentra aún en la infancia. Que tal será el amasijo de sangre y degüello
que sufrirán…” (Esquilo: Los Persas)
“Lasciate ogni speranza o
voi che entrate"
(Dante Alighieri: “Inferno”, III, La
Commedia)
Segunda versión:
“…ces images nous
ignorent; elles sont d´un autre monde…”
(Chris Maker: …Et les statues meurent aussi)
“... à peine entassés
les uns sur les autres, ces morceaux de matière informe arrachés à la matière
iront reprendre tout doucement leur lente dérivation à travers le règne minéral
qui pas un instant n´a cessé d´être le leur”
(Jean-Daniel Pollet: Bassae)
Si el barro que somos retorna al barro, la piedra que son
las estatuas también pide volver a su condición originaria. La estatua es un
artificio: tallada, moldeada o fundida,
materia violentada. La estatua es un cuerpo extraño. No somos de piedra: su
aparición desencadena reacciones apasionadas en el seno de las
comunidades
que, como un tótem, ha estructurado y centrado.
Se las adora o se las decapita, se las necesita o se las oculta. Son espejos
que desvelan nuestros prejuicios y nuestras inseguridades. La estatua nos saca
de nuestras casillas. Nos descoloca. Reaccionamos a la desesperada. La estatua
nos domina y nos reta. Se nos encara. Somos marionetas que maneja. Pero su
ruina no es un final sino un principio. La piedra se desprende de la forma que
la enjaula, lista para ser nuevamente manipulada. Atada al ciclo eterno de
creaciones y destrucciones.
Perder la cabeza
(Ídolos) es una muestra que documenta la compleja vida de estatuas, que
algunos artistas, hoy, recrean y sobre las que reflexionan. Ante las estatuas,
nuestros ídolos, perdemos las formas –y las desfiguramos–, para que no nos
miren más, para no vernos más reflejados en sus ojos).
De: Kerman Arranz, Pedro Azara, Llorenç Bonet, Marcel Borràs, Joan Borrell,
Olga Díaz, Montse Fabregat, Albert García Alzórriz, Anabel Labrador, Dolors
Magallón, Favio Monza, Quim Pintó, Tiziano Schürch, Eva Soria, Joana Teixidor
DOCUMENTO DE PRENSA
Presentació de Catalonia
In Venice_To Lose Your Head (Idols), Evento Collaterale della 58.
Esposizione Internazionale d’Arte La Biennale di Venezia