martes, 27 de agosto de 2013

Historia e historias (o mitos y crónicas)

“Lo real debe ser convertido en ficción para ser pensado (…) Escribir la Historia y escribir historias pertenecen a un mismo régimen de verdad” (Jacques Rancière)

El mito da la razón a los hechos; les descubre, o les proporciona una razón. El mito escoge y ordena los hechos históricos según la lógica de la ficción, liberando o postulando un sentido, transformando así el relato histórico, necesariamente sin argumento, finalidad o hilazón, en una narración lógica (un mito, una fábula) que puede ser, así, juzgada o apreciada. El espacio en el que viven los humanos y  se desenvuelven las acciones de éstos, las hombres y los hechos, aislados, sin relación los unos con los otros, incomprensibles a menudo, adquieren, cuando son traducidos por la ficción (el mito, la tragedia, la epopeya), sentido, y se vuelven así necesarios y legibles o comprensibles, sin perder, no obstante, la parte de misterio o de penumbra, de gratuidad,  de toda historia humana real. El mito es la clave que permite que la Historia tenga o adquiera un “argumento”. 

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