miércoles, 14 de diciembre de 2022

Los leones del acrópolis de Atenas




Fotos: Google Images



 Fotos: Tocho, diciembre de 2022


Suele pasar desapercibida. Los visitantes solemos acceder al acrópolis de Atenas a través de la escalera Romana que lleva a los Propileos, y abandonamos el recinto por el mismo lugar.
Sin embargo, a pocos metros de este acceso, a un lado, ya en la ladera norte, se encuentra una puerta fortificada construida durante el Bajo Imperio, ya sea en previsión de un seguro ataque bárbaro, ya sea después del saqueo de Atenas en la segunda mitad del siglo III dC, saqueo del que Atenas ya no se recuperará.
 Dicha puerta fortificada, construida con restos griegos clásicos de edificios ya en ruinas, fue integrada en un bastión de defensa otomano, durante las guerras que sostuvieron con tropas cristianas. Entre éstas destacaron las huestes venecianas que tomaron la ciudad durante unos meses en el siglo XVII, bombardearon el Partenón -que saltó por los aires a causa de la pólvora almacenada por los turcos, que habían reutilizado el templo como polvorín-, trataron de llevarse relieves del Partenón desmontándolos del edificio y que acabaron rotos , y tomaron como botín un león, el león hoy llamado de Venecia, que aún vela el Arsenal de la Serenísima. Pero dejaron tres otros leones marmóreos , seguramente romanos, que dispusieron como defensa de la puerta fortificada, hoy llamada Puerta Beulé, tras  haber sido sido liberada de las construcciones otomanas que la sepultaron por el arqueólogo francés Ernest Beule, a mitad del siglo XIX. 
Hoy el silencio preside este discreto acceso, bien guardado por tres leones en alerta del Bajo Imperio Romano: mas, vana guardia; ya nos hemos olvidado de esta puerta que sin embargo lleva directamente al deslumbramiento que el acrópolis causa.

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