jueves, 9 de febrero de 2023

Arquitectura moderna en Barcelona en los años 50 y 60














Fotos: Tocho, antigua sede de la editorial Gustavo Gili, Francesc Bassó & Joaquín Gili, 1954-1961; febrero de 2023


Qué tristes son los edificios, que estuvieron llenos de vida y ajetreo, una vez abandonados: bibliotecas rebosantes de libros, hoy con los estantes vacíos (la “viva” imagen de la desolación), sillones aún cerca de una chimenea apagada, cocinas  que ya no se encienden entre alacenas que se intuyen, a través de las puertas de cristal esmerilado, carecen de cualquier alimento y nada tienen que ofrecer, e interruptores que ya nadie se atreve a activar. Los relojes, inmutables, marcan la misma hora quieta desde hace años.
Es en este hermoso y desolado interior de la antigua sede de la editorial Gustavo Gili, construida en los años 50 -uno de los mejores edificios modernos españoles- y hoy un local municipal aún no ocupado, o infrautilizado, se presenta una apasionante y nostálgica exposición sobre arquitectura moderna barcelonesa entre los años 50 y 70, a través de planos, revistas y fotografías de la época. Nada dice sobre el estado actual de estas obras. Quizá mejor. Pocas han aguantado el paso del tiempo. Mal o esforzadamente construidas, con materiales deficientes, muchos de los edificios, pobremente mantenidos -no es el caso de la antigua sede de la editorial GG-, presentan a menudo una triste imagen decrépita.  
Titulada Líneas duras, la muestra expone proyectos, construidos o no, que “priorizaron los problemas constructivos frente a las justificaciones estéticas”, según reza el texto de presentación. Problemas constructivos afectaron ciertamente a la mayoría de los proyectos. Sorprende que la selección incluya el aún impoluto restaurante Flash Flash, un monumento a la imagen desenfadada, sin que los problemas constructivos hayan ocultado las justificaciones estéticas; los nuevos apartamentos en el desván de La Pedrera, en los que primó la imagen sobre soluciones constructivas desafortunadas; o el edificio Fregoli, conocido por su inadaptación a las necesidades de una vivienda, pero con una imagen fascinante.
La exposición, en este sentido, es una excelente muestra sobre lo que media entre el sueño y la realidad, y la confusión con la que a veces  se tratan ambos mundos.


 

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