martes, 30 de agosto de 2016

EDUARDO CHILLIDA (1924-2002): LA CASA DEL POETA (I-IV, AÑOS 80)










Eduardo Chillida, La casa del poeta III, 1981, Colección Chillida-Leku

Fotos: Tocho, tomadas durante el montaje de la próxima exposición De obra. Cerámica aplicada a la arquitectura, Museo del Diseño, Barcelona, 15 de septiembre de 2016-31 de enero de 2017

La casa del poeta es el título de una corta serie de cinco obras de pequeño tamaño casi todas, de cerámica o de bronce, realizada en los años 80. Son espacios habitables en miniatura, o maquetas de habitáculos.
La casa del poeta III -que se expondrá próximamente en Barcelona-, posiblemente, la mejor de la serie -y una de las mejores obras de Chillida-, consiste en una gruesa piel de cerámica -piel gastada, a jirones, que envuelve y compartimenta un espacio central. La piel se dobla como si rodeara o protegiera, desde el exterior, un espacio valioso. Las paredes prolongan el plano del suelo. Aperturas abren el espacio cubierto con el cielo y con el entorno.  El espacio se asemeja al que definen los dólmenes, hogar, santuario, tumba. El espacio nunca se cierra: no aprisiona al quien se refugiara en el interior. Existe siempre un espacio tras el muro, o una apertura por la que evadirse. La forma de la casa recuerda el espacio que el cuenco de dos manos juntas definen u ofrecen; evoca un estuche, quizá una cáscara, pero nunca un lugar abandonado. La mirada, de inmediato recorre un espacio que mantiene un cierto secreto, como si estuviera dotado de estancias donde acurrucarse. Se trata quizá de un centro, abierto y cerrado, vuelto sobre sí mismo pero atento al mundo, mirando a la tierra y al cielo, en forma de un campo ondulado y una nube, desde el cual percibir el mundo: un vientre, una cueva, una construcción que parece inmemorial.
La casa del poeta III es un objeto de deseo -inalcanzable.

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