miércoles, 22 de junio de 2011

Incidente en Mesopotamia (El caso de Kish)


El 15 de mayo de 1935, Saty, director general de antigüedades del gobierno de Irak, mandó la primera de toda una serie de cartas a Stephen Langdon, director de la misión arqueológica anglo-americana en Kish (un yacimiento mesopotámico al sur de Bagdad, en Irak) para comunicarle que tras un recuento del reparto de piezas excavadas entre los museos Field de Chicago y el Museo Ashmolean de Oxford, y el Museo Nacional de Bagdad, se echaban en falta más de mil tablillas cuneiformes. El gobierno iraquí pedía la restitución de la mitad de los bienes, de acuerdo con las leyes vigentes entonces que fijaban un reparto equitativo de todo lo hallado.
La misión arqueológica se había iniciado en 1923. Hasta 1935, el cincuenta por ciento de los objetos se habían quedado en Bagdad. Pero ninguna tablilla había sido depositada en en museo nacional iraquí. Empezaba el célebre caso de las tablillas de Kish.
La respuesta de Langdon fue seca. La división de los bienes se había realizado a partir de inventarios acordados. Las tablillas no habían sido nunca incorporadas en las listas. Por tanto, los museos de Oxford y Chicago no debían nada a las autoridades iraquies. Las tablillas habían salido de Irak para ser restauradas y estudiadas. Doce años habían pasado sin que el gobierno iraquí reclamara nada. Demasiado tiempo había pasado, las piezas habían sido catalogadas en el Museo Ashmolea, y no se podían  devolver, ni se pensaba devolverlas. Nada había sido concedido en préstamo y, por tanto, nada tenía que ser devuelto. Las tablillas eran británicas.
El tono de la correspondencia fue subiendo. El gobierno iraquí replicó que la exportación de las tablillas había sido autorizada para que pudieran ser estudiadas en Oxford, y que doce años era el tiempo mínimo que otros museos y universidades extranjeros habían necesitado para la traducción de los textos y la restauración de las piezas. Hasta entonces, nada había hecho sospechar a  Irak que esta gran y única colección de tablillas había salido del pais para no volver.

Un año más tarde, los patronos del Museo Ashmolean fueron puestos sobre aviso del contencioso. Langdon argumentó que se trataba de un ataque en contra de Gran Bretaña: " there seems to be an anti-British principle at work in the conduct of this native director of antiquities". El tono es ambiguo. "Native" es sinónimo de "local" (es decir, iraquí, en contraposición a británico), pero también subyace la minusvaloración del responsable iraquí, considerado como inculto o salvaje. Langdon insistía que en los últimos doce años Irak se había quedado con "our (nuestros) best objects". Quedaba claro que Langdon consideraba que todo lo excavado pertenecía en propiedad al gobierno británico.

Langdon murió en 1937. Dos años más tarde estallaba la Segunda Guerra Mundial.

El caso fue reabierto en 1949. El gobierno iraquí volvió a reclamar las tablillas, esta vez al director de la Escuela Británica en Irak, Mallowan (arqueólogo, que había excavado en Ur, esposo de Agatha Christie). La opinión de la Universidad y del Museo de Oxford había cambiado. Se reconocía el error de Langdon. Se iba a proceder a la devolución de unas pocas tablillas. Las mejores piezas se quedarían en Gran Bretaña -nada se diría a las autoridades iraquíes- , y se ofrecería una pequeña selección de tablillas a Irak, con la esperanza que quedaran satisfechos. El gobierno iraquí aceptó inicialmente el acuerdo. El 18 de enero de 1950, Mallowan partió de Oxford hacia Bagdad en avión con setenta tablillas (seleccionadas entre un lote de más de mil), que no provenían de Kish sino de otro yacimiento.
Pero las leyes habían cambiado. Los bienes excavados tenían que quedar, todos, en el país de origen. Por tanto, Gran Bretaña tenía que devolver todas las tablillas, fragmentadas o no. Las relaciones entre Gran Bretaña e Irak se tensaron. En 1969 y en 1971, Irak exigió la devolución íntegra. Estableció, además una lista negra de países que atesoraban ilegalmente bienes mesopotámicos que pertenecían, según Irak, a este país.
Oxford cedió. La devolución fue fijada en 1980. Estalló la guerra entre Irán e Irak. Se suspendieron los vuelos comerciales. Finalmente, todo el lote de tablillas llegó a Bagdad en 1984, cerrándose el caso iniciado sesenta años antes.
No sé dónde se hallan hoy. Ni si se conservan. Envueltas en algodón y almacenadas en depósitos, para evitar bombardeos y pillajes durante las guerras con Irán, la coalición internacional (1990) y los Estados Unidos (2004-), se han deshecho, ya que el barro secado se ha cargado de la humedad de los sótanos, retenida por el algodón poco a poco empapado. Algunas se han desvanecido.

(Resumen de la correspondencia ente el Stephen Langdon, el Museo Ashmolean de Oxford y la Dirección General de Antigüedades del Gobierno de Irak: Archivos de Kish, Museo Ashmolean, Oxford).

Agradecimentos a Paul Collins por las facilidades concedidas.

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