Fotos: Tocho, septiembre de 2016
Urna funeraria etrusca, s. VII aC, Museo Etrusco de Chianciano delle Terme (Italia).
Instalación -aún no terminada- de obras en la exposición De obra. Cerámica y arquitectura en el Mediterráneo de la antigüedad hasta nuestros días, Museo del Diseño, Barcelona, 15 de septiembre de 2016-20 de enero de 2017
En la mayoría de las culturas, el hombre posee una doble, amén de energías físicas, que se manifiesta a la muerte. Íntimamente ligado al cuerpo, la desaparición de éste lleva al doble a escapar por la boca con la última exhalación. Esta figura diminuta puede asemejarse a un doble desencarnado, una imagen espejada del difunto, o a un pájaro (a veces a una mariposa o una abeja). Este ente queda revoloteando entre los vivos hasta que no se le conceda una sepultura digna: una tumba o una urna funeraria.
Este doble, llamado psique en la Grecia antigua, y que se traduce erróneamente por alma -toda vez que nuestro moderno concepto de alma está marcado por el neoplatonismo y sobre todo por el cristianismo (heredero del anterior)-, no tiene entidad fuera del cuerpo. Su condición incorpórea no le beneficia, toda vez que en la Grecia antigua solo el cuerpo vivo es apreciado. Los héroes griegos poseían un cuerpo pletórico, dotado de energía -la cual era la psique: la vitalidad y el esplendor de aquél. Con la caída, la "razón de ser" de la psique se esfumaba: ya no tenía ningún cuerpo que animar, mientras no se consagrara una estatua al difunto -que reproducía los rasgos o la estructura del cuerpo humano- o se depositaran los restos en un nuevo hogar: la urna funeraria.
La creencia en el carácter alado de la psique, o su representación a través de la figura de un pájaro estaba también extendida entre los etruscos -y, anteriormente, a principios del primer milenio aC, ya en culturas que precedieron a los etruscos, como la cultura vilanoviana..Las urnas funerarias etruscas, a menudo, representaban hogares, casas con un tejado a dos aguas, sobre el que se posaban dos pájaros. Éstos no estaban unidos al edificio, sino tan solo posados. Eran figuras móviles -insertadas con un eje de madera en la terracota. Su movilidad simbolizaba precisamente la condición volátil, "etérea" de la psique, capaz de cruzar en ambos sentidos la frontera entre los vivos y los muertos. Las urnas funerarias etruscas permitían que la psique siguiera, de algún modo, estuviera cerca del cuerpo con el que, cuando ésta estaba en vida, estaba íntimamente unida. De este modo, ni la psique molestaba a los vivos por la pérdida del cuerpo, ni éste se disolvía entre las sombras ya que algo perduraba del difunto: su doble, la psique, siempre al acecho posada sobre la casa del alma.
Tiene Ud. un blog interesantísimo
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarEl blog me sirve de cuaderno de notas, para las clases, por ejemplo, tanto para ayudarme a aclararme como para que los estudiantes opinen y critiquen lo expuesto.