Manifiesta es una exposición de arte contemporáneo, con obras inéditas realizadas para espacios determinados, en ciudades que no son de primera fila, con la intención de ayudar a los artistas de dicha urbe.
Se distingue de las bienales de arte actual que se multiplican por el mundo al exponer obras aisladas realizadas para la ocasión, fuera de museos, centro de arte y galerías.
Barcelona acógete la quinceava Manifiesta, entre septiembre y noviembre. Las obras -y debates- acontecerán en diversas ciudades de la provincia de Barcelona, aunque el centro estará ubicado en la capital, si bien en la periferia: el área en la que se ubican los restos de una antigua y augusta central térmica, construida en los años setenta, restaurada aunque hoy en desuso. El área circundante, cabe la costa, es un desolado entorno de terrenos baldíos, playas -si es que dicha palabra es adecuada para referirse a un estrecho margen entre bloques de hormigón descuidados y hierbajos- de dudosa pulcritud, rodeadas de mirones, caminos embarrados o resecos, salpicados de toda clase de desechos orgánicos, muros cubiertos de grafitis , vallas oxidadas, y señales de tráfico roídas, que componen un paisaje pardo y polvoriento aplastado por la fiera presencia de las tres chimeneas de hormigón de doscientos metros de alto, siempre denostadas cuando emitían humos y salvadas de la piqueta cuando dejaron de ser útiles, porque acabaron por simbolizar nostálgicamente un entorno denostado y fascinante, que atrae y repele, en el que encanallarse, de día, a bajo coste y sin peligro. De noche, quién sabe…
El arte contemporáneo redimirá dicho lugar todo y aprovechando su aire canalla, testimonio de las virtudes y los lastres de la periferia a la que la ciudad da la espalda todo y necesitándola. La espalda es la parte de nuestro cuerpo expuesta a los ojos de los demás que nunca podemos ni podremos mirar con nuestros propios ojos.
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