viernes, 9 de marzo de 2012

Henrik Ibsen (1828-1906): Solness, el constructor (1903)





Halvard Solness, un gran constructor noruego que no quería ser llamado arquitecto para que quedara claro su lucha con la materia, su control, su implicación con la obra (en detrimento de la simple labor proyectual), estaba a punto de coronar su obra maestra. literalmente: pese al vértigo, que le había impedido acometer este ritual en los últimos años, ascendía por una escalera de mano apoyada sobre una alta torre para depositar una corona de flores que simbolizaría el fin de la obra. No sabía que esta corona sería utilizada poco después en una ceremonia muy distinta. O quizá sí lo intuyera.

La joven Hilde había vuelto en su vida. Reclamaba lo que Halvard le había prometido cuando aún era una niña: un castillo de arena, con sólidos cimientos, en los que podrían vivir como en un sueño. El castillo estaba a punto de concluirse.

No era la primera vez que Solness levantaba una torre. En los inicios de su carrera, construyó un buen número de iglesias. Un día decidió que ya no honraría más a dios. Lo había perdido todo. Un incendio había acabado con su casa y con sus hijos.  Su mujer, Aline, los recién nacidos y él, lograron ponerse a salvo, mas Aline enfermó y no pudo amamantar a sus hijos que fallecieron. Solness se culpaba porque no había prestado atención a un fallo en las instalaciones del hogar que habrían podido desencadenar su destrucción. Pero era posible que hubiera sido consciente de lo que podía acontecer y no hizo nada. En secreto habría deseado esta destrucción.

Pues, quizá entonces, hubiera podido estar con Kaja, su sobrina, que llevaba las cuentas del estudio. Pero Kaja estaba prometida a Ragnar, un excelente arquitecto que no confiaba en su talento, siempre puesto en entredicho por Halvard, lo que le impedía partir y fundar su propio estudio, llevándose a Kaja. Ragnar era hijo de Knut, un antiguo socio de Halvard, reducido a colaborador, aunque era el autor de las mejores obras que Halvard firmaba.

Tras el incendio de su primer hogar, Solness levantó una casa aún mejor, aunque sin vida. Ya solo quedaban Aline, azorada por los celos, y Halvard. La destrucción de su casa hizo la fortuna de Solness. Los encargos se multiplicaban. Solness era consciente de la ironía del destino. Era célebre por las bondades de los hogares que construía, a costa de la ruina del suyo.

Mas, ahora, iba a culminar un nuevo hogar, con una torre, como Hilde quería. Un hogar en el que Aline quizá se recuperara, aunque Solness sabía que su vida ya no tenía sentido.

 Desde el porche de hogar a punto de ser abandonado, que daba al jardín, Aline e Hilde contemplaban la nueva "torre". Aline estaba tranquila. Había pedido a Hilde que intercediera para que Halvard no acometiera la locura de coronar personalmente la recién construida torre, como se solía hacer. No sabía, sin embargo, que le había dicho Hilde a Halvard.

De pronto, Aline soltó un grito desgarrador, y la multitud de operarios y vecinos que contemplaban lo que ocurría en lo alto de la torre se agitó como un mar en el que una ola se hubiera formado de súbito.


Solness, el constructor, una compleja obra de teatro de Ibsen (que se representó hace años en Barcelona), es el libro de cabecera de todo arquitecto. Cuenta qué significa construir. 

«SOLNESS: Ya veo que los hombres no saben qué hacer con sus hogares. No encuentran en ellos la felicidad. ¿Qué haría yo de un hogar, si lo tuviera? (Sonríe amargamente.) Sí. Por más lejos que quiera ir en el recuerdo, no veo nada. No he construido nada fuerte, nada sólido, ni he sacrificado nada para construir nada que sea perdurable. ¡Nada de nada, nada de nada!» 



jueves, 8 de marzo de 2012

William Klein (1928): Broadway by Light (1958)



 Mítico documental del fotógrafo William Klein, uno de los mejores de la historia sobre la vida nocturna urbana. Cuenta con las intervenciones de Cris Maker y Alain Resnais

miércoles, 7 de marzo de 2012

Yoni Goodman (1976): Closed Zone (2009)

Frank Sudol: City of Rott (2006)

Ignacio Nazarevich: Cronópolis (2004)


Cronópolis - Cortometraje - from Ignacio on Vimeo.

Más ma...., o the Marx Brothers go to Spain

"La consejera de Cultura y Turismo, Alicia García, ha presentado el nuevo plan específico de dinamización de turismo rural en la provincia de Soria y ha presidido la firma del acuerdo entre la Diputación y las siete localidades sorianas a las que va a beneficiar este plan. La administración regional concede los dos millones de euros a la Diputación de Soria que, en colaboración con los siete municipios beneficiarios, pondrán en marcha las actuaciones que han considerado más convenientes para el desarrollo turístico y económico de estas zonas de la provincia. Los municipios sorianos favorecidos por este plan son Vinuesa, Covaleda, Medinaceli, San Pedro Manrique, Navaleno, Berlanga de Duero y Valdeavellano de Tera-Sotillo del Rincón.


En Vinuesa, el objetivo es recuperar la Fuente del Salobral; en Covaleda, el Campamento Juvenil de la Nava; en San Pedro Manrique, se establecerá el Valle de los Dinosaurios como parque de aventura; en Berlanga de Duero, la reproducción a escala de la ermita de San Baudelio con una zona de exposición, en Valdeavellano de Tera y Sotillo del Rincón, la adecuación de las antiguas escuelas para convertirlas en el Centro de interpretación de la mantequilla y, en Navaleno, la creación de un Centro Micológico".

(Enviado por Gemma Serch)

















martes, 6 de marzo de 2012

David Bestué y la arquitectura: el pomo de la puerta

David Bestué abrió el breve ciclo de conferencias La arquitectura no tiene lugar, en la sala del Mirador del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), ayer tarde, lunes 5 de marzo de 2012, a las 19 horas.

David Bestué (1980) es un artista plástico que ha reflexionado sobre la arquitectura moderna y contemporánea española desde su práctica artística (instalaciones, fotografías, vídeos), habiendo escrito dos libros y producido exposiciones que, sin duda, constituyen las mejores reflexiones sobre arquitectura realizadas en España desde hace muchos años.

La conferencia se inauguró con un hermoso elogio del pomo de la puerta. El pomo: el primer objeto que media entre el ser humano y el edificio; es lo que permite entrar (en los secretos) del espacio interior. El pomo se adapta a la mano; gracias a él, el edificio se acoge a la mano del habitante, se adapta a él. El deseo es lo que logra que el pomo se incline. Un pomo es la mano tendida del edificio que invita al usuario a entrar. Constituye la clave que da acceso; el umbral se cruza cuando el pomo cede.

David Bestué mostró algunos pomos; varios, en Barcelona, con la figura de Adán y Eva, o solo de Eva: el pomo, como tentación, como invitación a ir más allá, o hacia dentro, a fin de violar un secreto y apoderarse de todo cuanto atesora el edificio cerrado. Cuelga y se exhibe incitando a ser atrapado. Ofrece todo cuánto el interior guarda. Un pomo en una invitación a adentrarse no sé sabe bien dónde.  Es la clave de la posesión.
También puede negar el acceso, resistiéndose. Un pomo cede o se mantiene firme. Abre el espacio interior o lo mantiene sellado. El pomo es la voluntad del edificio: manifiesta lo que éste desea, a lo que accede. El pomo suspende el tiempo. Un misterio se teje. Cuando la mano se acerca para empuñarlo, no se sabe cómo éste responderá (a nuestra pregunta, a nuestro deseo de penetrar en el espacio sellado), ni si nos aceptara, cediéndonos el paso. El pomo nos mantiene expectantes, deseantes. El pomo nos juzga. Es el guardián del secreto. Decide quién accede al interior. Sus decisiones son firmes, inescrutables, y misteriosas. Cuando un pomo se resiste, nos hallamos desamparados. El mundo, nuestro mundo se hunde. Abandonados a la intemperie, luchamos contra el pomo, que no se mueve; no accede a nuestras súplicas. Nos rechaza, y nos reduce. No accedemos a convertirnos en habitantes. Nos deja fuera, fuera de juego. 
Un pomo es una bella metonimia de un espacio interior que escoge a quien deja entrar. Los pomos tienen y guardan sus secretos. No todos son capaces de manejarlos. Guían el acceso o lo niegan. Son el útil con el que la puerta se abre, con el que la puerta acepta dejarse abrir. Gracias a él, el hombre se une al edificio, y empieza a tenerlo a mano, a entenderlo. Las puertas, sin pomo, son infranqueables. Son barreras.
De algún modo, el espacio interior se dota de sentido gracias a un objeto tan pequeño, que pone la totalidad del  un edificio, que pronto va a ser habitado, en el cuenco de una mano. Gracias a él, un espacio muerto o inerte se anima: cobra vida, se llena de vida. El pomo es un generador de vida; el alma del edificio.

La conferencia de David Bestué fue la más inteligente reflexión sobre lo que la arquitectura es escuchada en mucho tiempo.