martes, 5 de septiembre de 2017
lunes, 4 de septiembre de 2017
"Góndolas" sumerias en Venecia
Fotos color: Tocho, agosto de 2017
La segunda guerra del golfo de 2003 seguida de la invasión de Iraq y de la caída de la dictadura del presidente Saddam Hussein (hasta su apresamiento y ejecución) acarreó los asesinatos y atentados terroristas que aún se suceden casi diariamente, así como la devastación de museos, archivos y yacimientos arqueológicos iraquíes, sobre todo del Museo Nacional de Iraq en Bagdad -aunque las pérdidas fueron menores de las que en un primer momento se pensó.
Desde entonces, Iraq no ha permitido el préstamo de ninguna obra arqueológica, pese diversos intentos de instituciones como Caixaforum (que estuvo a punto de firmar el acuerdo) en 2012, o el Museo del Louvre. La quiebra de una empresa privada danesa -algunos han hablado de un engaño o un fraude- que iba a organizar una exposición sobre marfiles neo-asirios procedentes de Bagdad acrecentó la suspicacia de las autoridades iraquíes acerca de la suerte que correrían las obras prestadas a países occidentales. Temían la reacción de la prensa ante lo que podría parecer la entrega del patrimonio a quienes lo habían destruido directa o indirectamente.
En medio de pabellones nacionales incomprensibles, patéticos o grotescos en la presente Bienal de Arte de Venecia, el pequeño pabellón de Iraq, en el centro de la ciudad es una joya: el mejor pabellón, quizá el único con sentido.
En una sala gótica -una librería-, unas sencillas vitrinas bajas muestran obras contemporáneas que se refieren poética y comprensiblemente a la pérdida y, por vez primera desde 1992 y desde luego de 2003, una selección de unas cuarenta obras arqueológicas mesopotámicas, desde la cultura neolítica de Tel Halaf y época sumeria del cuarto y tercer milenios, hasta finales del mundo babilónico bajo el imperio helenístico Seleucida. Son obras que fueron robadas y llevadas a diversos países casi siempre occidentales, y que han sido devueltas recientemente. Entre éstas, destacan maquetas de barcas de terracota que establecen un evocador paralelismo entre las ciudades acuáticas sumerias construidas en las marismas del delta del Tigris y el Eúfrates, y Venecia: ciudades que fueron construidas como espacios de refugio, y que hoy se hunden, si no han desaparecido desde hace tiempo.
STEELY DAN : HOME AT LAST (1973)
In memoriam. Tras la muerte del guitarrista y co-fundador del dúo Steely Dan, éste -pese a la existencia de otros músicos- a no actuará ni grabará más.
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Modern Art,
música y arquitectura
domingo, 3 de septiembre de 2017
Aleppo
Un arquitecto sirio, dedicado a la rehabilitación urbana, ha regresado a la ciudad siria de Alepo y ha empezado a recorrer la ciudad para evaluar los daños.
El casco antiguo estaría mucho menos afectado de lo que se pensaba a raíz de las imágenes que llegaban. La ciudadela está intacta. El palacio del gobernador (Governorate) y una escuela, al pie de la ciudadela, han quedado arrasados, y no pueden restaurarse.
Solo una pequeña área del zoco o bazar está destruido. El minarete de la mezquita principal ha caído.
Pero el resto de las estructuras estarían en buen estado, y Alepo no sería la ciudad de edificios y calles devastados que nos imaginábamos.
El bazar vuelve a estar abierto.
La restauración corre a cargo de la fundación Aga Khan con fondos cedidos por diversas instituciones.
Las imágenes habrían documentado realidades parciales que se habrían extrapolado al resto de la ciudad.
sábado, 2 de septiembre de 2017
JEAN VIGO (1905-1934): ZÉRO DE CONDUITE (UN CERO EN COMPORTAMIENTO, 1933)
El cineasta francés Jean Vigo, muerto a los veintinueve años, tras cuatro obras maestras -que Tocho irá mostrando.
VADIM FIŠKIN (1965): DOORWAY (EL QUICIO DE LA PUERTA, 2015)
Breve filmación: Tocho, agosto de 2017
Una sala húmeda y a oscuras, de modestas dimensiones, en un modesto y largo almacén de planta baja semi-abandonado, escondido por unos árboles, en un muelle del Arsenal, hoy inutilizado, de Venecia.
Una puerta se abre y se cierra violentamente en la pared de enfrente. Por unos segundos, una luz deslumbrante invade la estancia. Nada o nadie ha empujado la puerta. Se diría movida por un súbito vendaval. Extrañamente, ningún ruido ha precedido la apertura, también silenciosa, como si un fantasma la golpeara.
Tras unos instantes, el movimiento hipnótico se vuelve a producir.
Y es, entonces, cuando se intuye que no "es" una puerta la que se abre.
No hay una puerta verdadera.
Quizá la mejor obra, del artista ruso Fiškin,de la presente Bienal de Arte de Venecia.
http://194.249.15.84/fishkin/wp-content/uploads/2017/02/doorway_msum-.mp4?_=1
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arquitectura desde las artes,
arte moderno
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