"... La superstición religiosa, sometida a (los) pies (del) [ vigoroso poder de la inteligencia (de Epicuro)], queda entonces (...) aplastada, y a nosotros la victoria nos eleva hasta el cielo.
(...) Ha sido la superstición la que ha provocado actos criminales e impíos (...)
¡Tantos horrores (como el vergonzoso sacrificio mortal de Ifigenia por su padre Agamenón para obtener vientos favorables a la expedición hacia Troya) pudo aconsejar la superstición!"
(Lucrecio, Sobre la naturaleza de las cosas, I, 83-84, 102)
El libro de Lucrecio debería presidir las clases de humanidades, educación cívica o religión, y estar en todos los cajones de las mesitas de noche de los hoteles (en los Estados Unidos de América, donde siempre se dispone de un tipo de libros).
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