domingo, 29 de noviembre de 2015

Mártires

En el congreso dedicado a la arqueologia en el Kurdistán iraquí que tiene lugar en l'École Pratique des Hautes Études en París ("Deux journées d'études qu'autour de Qasr Shelamok, region d'Erbil") se ha comentado un hecho que algunos no conocíamos y que puede echar algo de luz sobre los terroristas-suicidas actuales en el Próximo Oriente, África y Europa principalmente.
Cuando la guerra entre Iraq e Irán en los años ochenta, teólogos iraníes, bajo el patrocinio del presidente Khomeini, defendieron las virtudes del suicidio con bomba para la vida en el más allá del difunto afín de proporcionar cobertura teológica a los mil niños de diez años enviados diariamente al frente para que, al saltar por los aires, permitieran  localizar áreas minadas por Iraq y eliminar las bombas anti-personas. Murieron un millón de personas, muchas niños pre-adolescentes.

Una ponencia ha expuesto  que la polución en Iraq como consecuencia de las dos guerras del golfo (1992, 2003-2004), de la guerra entre Iraq e Irán (1980-1989), y de la actual guerra contra el ISIL, causante de elevadas tasas de cáncer y deformaciones congénitas, equivale hoy a la explosión de cincuenta bombas atómicas.

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