sábado, 18 de abril de 2020

El elogio de la mano (Aristóteles)

"Puesto que [el hombre] está erguido por naturaleza, no tenía ninguna necesidad de miembros delanteros, sino que a cambio de del hombre ellos la naturaleza lo dotó de brazos y manos. Así, Anaxágoras afirma que el hombre es el más inteligente de los animales por tener manos, pero lo lógico es decir que recibe manos por ser el lo más inteligente. Las manos son, de hecho, una herramienta, y la naturaleza distribuye siempre, como una persona inteligente, cada órgano a quien puede utilizarlo. Y, en efecto, es más conveniente dar flautas a quien es un flautista que enseñar a tocar a quien tiene flautas (...) 
La naturaleza hace lo mejor entre lo posible, no por tener manos es el hombre el más inteligente, sino por ser el más inteligente de los animales tiene manos. El más inteligente, de hecho, podría utilizar bien más herramientas, y la mano parece ser no un solo órgano, sino varios: es como una herramienta en lugar de otras herramientas. A quien puede, pues, adquirir el mayor número de técnicas, la naturaleza le ha otorgado la herramienta más útil con mucho, la mano. 
Pero los que dicen que el hombre no está bien constituido, sino que es el más imperfecto de los animales (pues afirman que está descalzo, desnudo y no tiene armas para el ataque) no tienen razón. Los otros animales tienen un único medio de defensa, y no les es posible cambiarlo por otro, sino que es preciso que duerman y lo hagan todo, por decirlo así, calzados, y no pueden quitarse nunca la armadura que llevan alrededor del cuerpo, ni cambiar el arma que les tocó en suerte. 
Al hombre, en cambio, le correspondió tener muchos medios de defensa, y le es  posible cambiarlos y aún tener el arma que quiera y cuando quiera. 
La mano, entonces, se convierte en garra, pinza, cuerno y también lanza, espada y cualquier otra arma y herramienta, pues es todo esto por poder coger y sostenerlo todo."

(Aristóteles: Las partes de los animales, 687a-687b)

1 comentario:

  1. Lucrecio, en cambio, un epicúreo, casi se anticipa a Darwin en su poema La Naturaleza, en el que niega la creación y la intervención divinas.

    Es decir, las consideraciones de Aristóteles están más marcadas por su ideario, por su visión del mundo, que por no conocer teorías sobre la evolución que se anticiparon a las de Darwin -aunque bien es cierto que Epicuro es posterior a Aristóteles. Me cabría, con más precisión, decir que Aristóteles escribió lo que escribió porque faltaba al menos un siglo para las teorías de Epicuro.

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