domingo, 19 de julio de 2020

Instagram, o la medida del tíempo

Las fotografías, siempre digitales, tienen que tener mil veinte píxeles, los textos no pueden superar las 45 palabras, y los vídeos no tienen que superar el minuto de duración.
¿Por qué?
Si quieres que tus escritos y tus imágenes se divulguen y sean aceptadas, si quieres ser aceptado, tienes que publicar en Instagram. Cualquier otra plataforma (una palabra significativa: una plataforma encuadra, destaca y eleva, sobre todo si no se levanta cabeza, al mismo tiempo que separa al que se sube -las imágenes se “suben” a las plataformas (digitales)- de lo o los demás), cualquier otro medio, escrito (“analógico”) o digital está obsoleto y no es de recibo; es decir, nadie lo consulta, y quien publica en estos medios aparece como de otro época, arrinconado, desechable : poco fiable, porque no sabe que solo son de recibo, solo se reciben las noticias de Instagram.
¿Noticias? Imágenes visuales, más bien: los textos, hoy, se consideran imágenes y así se tratan; tienen que caber en un estrecho marco. Los textos se han vuelto anuncios, frases hechas.
Instagram se ha convertido en el medio que las universidades emplean para divulgar sus logros. Logros que sólo pueden comunicarse en escuetos textos que son imágenes, en filmaciones casi instantáneas. El tiempo de reflexión, duda, prueba y corrección, el tiempo adjetivado ha desaparecido. La comunicación tiene que ser inmediata (y fugaz), sin adjetivos ni matices verbales. Solo cuentan titulares, frases apenas construidas, de las que los juegos y retruécanos han desaparecido. Literalmente, no tienen lugar.
Hoy, ante Instagram, Twitter, que redujo la novela y el ensayo a una media columna y al exabrupto -que no a una gregería o un aforismo agudo- aparece casi como de la edad de las enciclopedias.
Y Tik Tok ya está aquí: diez segundos para gritar y agitarse antes de desaparecer. ¿Quién da menos?
Nunca como ahora, el medio fue el mensaje -con la salvedad que el mensaje ha sido barrido sustituido por el grito, la onomatopeya, el juego de logotipos (palabra que irónicamente significa modelo de palabra, o palabra modélica, es decir, admirable y, siendo inimitable, digna de ser reproducida y repetida) . Queda el cascarón.

Instagram, o la medida del tíempo: un oximorón; lo instantáneo pasa sin que se pueda medir -sin que deje poso, ni siquiera de amargura.

A la UPC-ETSAB, de los tiempos nuevos: https://instagram.com/open_etsab?igshid=33l3nd6lyee7
Agradecimiento a Lucas Dutra por desvelar los secretos de Instagram

No hay comentarios:

Publicar un comentario