lunes, 29 de noviembre de 2021

EL ARTE MODERNO Y LA BIBLIA: BARNETT NEWMAN (1905-1970)


                                                                                Génesis




                                                                                 Uriel


                                                                                Adán


                                                                            Abraham














Viacrucis (Catorce estaciones)



                                                                                Eva


La pintura expresionista abstracta, después de haber figurado como una etapa fundamental en la historia del arte occidental durante decenios, no goza hoy de crédito. Se la acusa de ser una obra sin interés, un signo del imperialismo, y una creación de artistas varones -aunque se salva el expresionismo abstracto realizado por pintoras. Hoy, el crédito se lo llevan artistas de otros continentes.
Sin embargo, la pintura del norteamericano Barnett Newman, abstracta y a veces de gran tamaño -para la crítica moderna el tamaño es signo de poder, y no de adecuación al tema- era de temática bíblica -lo que podría no ser sorprendente dada el peso de  la Biblia en el imaginario norteamericano cristiano, protestante especialmente.
Los cuadros se componen de unas pocas franjas verticales sobre un fondo liso. Estas franjas paralelepipédicas o en forma de rayo, nítidamente pintadas, sobrepuestas sobre fondos nebulosos o propios de la pintura abstracta norteamericana -grandes extensiones de color-, son figuras geométricas, sin duda, pero cargadas con el mismo simbolismo que el signo de la cruz: una representación esquemática de un cuerpo de pie con los brazos extendidos -en signo de abandono.
Newman ilustró el Génesis, el Pentateuco y el Viacrucis (el Nuevo Testamento), así como el Libro de Enoch -que no reconoce la Vulgata-, presidido por el arcángel Uriel (simbolizado por una espada que una franja parda manifiesta), y simbolizó a figuras bíblicas como Adán, Eva, o Abraham. En todos los casos, la composición es parecida. Mas las franjas, los fondos, y la relación entre ambos, junto con la gama de colores, adquieren un significado muy distinto en función del título. Éste determina el significado del cuadro, al mismo tiempo que las franjas, su disposición y su relación con el fondo aluden no los valores morales de las figuras mitológicas. Abraham  "es" una franja negra sobre un fondo negro estrecho: Abraham, recordemos, estaba dispuesto a degollar a su hijo, como víctima sacrificial en honor de una divinidad colérica y suspicaz. Adán, por el contrario, es una franja llameante. Dam, en hebreo -damu, en acadio- (Newman era judío) significa sangre -de ahí que cuando Yahvé grita colérico a Caín, que la sangre (dam) de su hermano Abel, al que acaba de matar, clama desde la tierra, en la cólera divina resuena el nombre del padre de Caín y Abel que pecó y condenó a sus hijos-. 
El Viacrucis -posiblemente la obra religiosa (cristiana) más importante del siglo XX- también está puntuado de barras que dominan y pautan, como lanzas, o se esfuman, dejando campos de luz banca vacíos, yermos y/o deslumbrantes, que quizá ya anuncien la transfiguración.
La abstracción de Newman remite al aniconismo hebreo -como la abstracción de Mondrian y Malevitch se asocian al temor religioso a las imágenes naturalistas tanto de los protestantes como de los ortodoxos. Pero las formas geométricas y los "planos de color" no son ejercicios compositivos sino la traducción plástica ante la invisibilidad -y la imposibilidad de la representación- divinas, como bien se descubre en la exposición permanente del Art Institute de Chicago.   

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