Fotos: Tocho, Broadway, y el distrito Meatpacking, noviembre 2023
Sin proclamas altisonantes ni querer dar lecciones a nadie, desde hace unos años, Nueva York, la ciudad en la que el cuidado por el espacio público ha brillado (es un decir) durante años por su ausencia, ha emprendido la conversión de calles que son casi autopistas -pero con un tráfico que avanza a paso de tortuga-, como Broadway, en áreas peatonales, sencillas -grandes maceteros, bancos, mesas y sillas, y algún monumento que no impone-, cuidadas por la municipalidad y por los usuarios, con un suelo de adoquines en ocasiones, y vegetación resistente, libres de grafitis (sorprendentemente ), en las que los viandantes se sientan para tomar el sol, leer, descansar y ver la ciudad desfilar, o trabajar -se dispone de wifi público gratuito-, y en las que, por unos momentos, la metrópoli de Nueva York deviene casi una pequeña ciudad apartada o retirada del gigantismo circundante, sin darle la espalda sin embargo, conviviendo pacíficamente con aquél.
El sol de noviembre y el aire seco iluminan estas áreas cada vez más extendidas y extensas.
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