Una reciente exposición con obras de arte contemporáneas de artistas iraquís, todos en el exilio, tras la guerra entre Iraq e Irán, la primera guerra del golfo, o la Segunda seguida de la invasión del país, la guerra civil, y la toma a sangre y fuego y la destrucción de la ciudad de Mosul -la segunda ciudad más poblada de Iraq, con dos millones y medio de habitantes- por parte del Estado Islámico, entre 2015 y 2017, una amenaza que tras la reconquista de la ciudad por el ejército iraquí no ha desaparecido, incluye obras de una joven artista iraquí mandea.
Los mandeos son una etnia que estuvo asentada sobre todo en Iraq hasta hace unos pocos años, el mandeo es una lengua, similar al arameo (que ya no se habla), y el Mandeísmo una religión del Libro aceptada, junto con el Islam, el Judaísmo y el Zoroastrismo, en Irán, pero no en Iraq -al igual que el Budismo, pese a no ser una religión sino una filosofía, basada en un libro.
No se sabe bien cómo calificar al Mandeísmo : secta hebrea, secta cristiana, hereje o no, secta islámica, o religión politeísta anterior a las religiones del libro.
Se trata ciertamente de una religión dualista, más que monoteísta, no muy distinta del cristianismo, para la cual (o las cuales) existen dos potencias antagónicas, que se pueden simbolizar por la luz y la oscuridad, como en el maniqueísmo (una secta cristiana). La influencia hebrea es perceptible en el culto al patriarca Enoc, mientras que el respeto a Juan Bautista y la importancia concedida al bautismo revelan conexiones con el cristianismo, si bien algunos especialistas emiten la hipótesis que la deriva no afecta al Mandeísmo, sino al judaísmo y el cristianismo, derivados de una religión anterior como el Mandeísmo que sería contemporáneo con el Zoroastrismo.
En verdad, religiones monoteístas solo son dos, el judaísmo último -el bíblico es politeísta aunque enuncia la superioridad, pero no la singularidad de Yahvé-, y la filosofía (que no religión, sin embargo) platónica del Uno, que como su nombre indica, invalida la existencia de los dioses, pese a que el Uno es una entidad no corporeizada, sino una fuente de luz casi inconcebible e inalcanzable.
Hoy, los mandeos, perseguidos en algunos países islámicos, pero no en Irán, están dispersos por todo el mundo, o escondidos, pese a que -o quizá porque- concede que el poder divino luminoso siempre debe combatir, sin vencerlo nunca, el divino poder de la noche, a la que no se proscribe sino que se acepta, “racionalmente”, como un “mal menor”.
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