lunes, 14 de septiembre de 2015

La protección del hogar: boles de incantación (boles mágicos) mesopotámicos










Las reservas de los museos de arqueología de las colecciones del Próximo oriente antiguo suelen poseer unos objetos curiosos y fascinantes. Se trata de vasijas cerámicas, siempre del mismo tamaño y misma forma, interiormente recubiertas por un texto continuo acompañado, en ocasiones de dibujos.
Estos boles se modelaron "industrialmente" en los primeros siglos de la edad cristiana. Se suelen datar entre los siglos IV y VI-VIII dC (El museo del Louvre de París data uno, sin embargo, de principios del siglo III dC). Se produjeron en Mesopotamia, principalmente, -en la ciudad sumeria de Nippur, sobre todo- y suelen adscribirse al arte mesopotámico tardío.
Fueron judíos los que los realizaron. Existía una importante comunidad en lo que hoy es Iraq, por ejemplo en la ciudad de Babilonia.
La inscripción, en negro, consiste en un texto continuo dispuesto en espiral que recorre y recubre enteramente el interior de la vasija. El texto está escrito en arameo (lengua y tipo de escritura). Suele consistir en una fórmula mágica apoyada a veces con el dibujo de rostros o figuras antropomórficas. Representan espíritus o demonios.
El texto dibuja un laberinto. Las vasijas se depositaban en las esquinas de los hogares, a menudo directamente sobre el suelo. En principio se colocaban boca abajo. Su finalidad consistía en enredar a los malos espíritus que quedaban presos en la trama enrevesada del texto y en el propio cuenco. De este modo, no podían dañar los hogares y sus ocupantes.
Los textos a veces no tienen sentido. Las letras no son tales, las palabras no se pueden leer, los texto no significan nada. El texto ficticio, sin embargo, dibuja una serpiente enroscada, capaz de atrapar y paralizar a los espíritus, realidad que se refuerza con la imagen de los mismos atrapados entre los arabescos de la formula mágica, real o ficticia.
Los llamados boles incantatorios ("incantation bowls") constituyen la última manifestación del arte mesopotámico, así como de las creencias politeístas del Próximo oriente antiguo antes de las invasiones árabes. Son propias de la religión hebrea y algunos cristiana, pero también reflejan creencias, sobre todo mágicas, en los últimos dioses y espíritus de los  panteones mesopotámicos.

Existen muy pocos boles incantatorios en colecciones españolas. El Museo bíblico de la abadía de Montserrat, cerca de Barcelona, posee varios, rotos, adquiridos a principios del siglo XX en la parte oriental del Imperio Otomano (lo que hoy es Iraq).
Dos boles, del Museo del Louvre, y del Museo bíblico antes citado se expondrán seguramente en la muestra sobre cerámica y arquitectura que el Museo del Diseño de Barcelona prepara para de aquí a un año.

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