sábado, 2 de abril de 2022

Recinto de la Escuela Industrial ( Barcelona, 1870)
































 Fotos: Tocho, marzo de 2022


Uno de los espacios más agradables y silenciosos, un mundo recoleto y aparte, en el que cohabitan edificios de épocas y estilos distintos, paseos jardines e instalaciones deportivas al aire libre, espacios cubiertos transitables y áreas a plena luz, lo constituyen cuatro manzanas del Ensanche de Barcelona en las que el arquitecto Rafael Guastavino edificó una fábrica textil, la fábrica Batlló, en 1870, de corta vida, por revueltas y atentados dadas las condiciones de vida, adquirida por la administración a principios del siglo XX, y el germen de toda una serie de nuevos equipamientos, sobre todo a finales de los años veinte del siglo pasado, destinados a estudios superiores para la industria textil, que incluían e incluyen aún  desde enseñanzas de artes aplicadas hasta químicas para tintes industriales, y que sucedieron a estudios semejantes, instalados en el edificio de la Lonja del Mar, en el siglo XVIII, cuando el nacimiento de la industria textil que hizo la fortuna -desde la producción textil, su comercialización, el cultivo del algodón, el colonialismo y la esclavitud- de las grandes familias de Barcelona.
La extensa área, completada con una piscina olímpica cubierta, en 1968, con vidrieras del artista Ràfols Casamada, inexplicadamente desaparecidas, restaurada y bien cuidada, es un hermoso laberinto de pasos, jardines y edificios, abierta al público, mentalmente muy lejos del ensordecedor tráfico de dos de las calles circundantes.











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