Fotos: Tocho, mayo de 2022
Formando parte de lo que la historiadora de arte moderno, Martina Millá, denomina con precisión el “microcosmos artístico ibicenco”, la colección permanente del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza presenta obras de artistas no siempre bien conocidos fuera de la isla y que, sin embargo, lejos de dar una imagen de arte provinciano, despiertan la curiosidad y atraen, dando la justa sensación que se está ante obras u artistas injustamente olvidados que merecerían los honores que este museo ya les brinda.
Desconocíamos y seguimos desconociendo la obra del granadino Pepe Tauste, principalmente compuesta de “collages”, pero también de esculturas, surrealistas por lo que se descubre -aunque la crítica también destaca la influencia del arte pop, que las obras expuestas en el museo no denotan.
Destaca tanto la intrigante sección de un maqueta arquitectónica que representa una casa para gatos, cuyas escaleras y tramos vertiginosos -aptos para felinos-, se reflejan en un “collage” sobre papel de un laberinto de tramos de empinadas escaleras, todas distintas y desconectadas, pero armadas como en una tela de araña, que componen un intrincado itinerario que culmina a los pies del célebre minarete tronco-cónico de la mezquita de Samarra (Iraq), inspirado en un zigurat (de planta circular) mesopotámico, aunando dos tipologías arquitectónicas, signos de ambición y codicia, y causa de caídas, el laberinto y la Torre de Babel.
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