Fotos: Tocho, abril 2023
La palabra templo procede directamente del latín templum, que a su vez deriva del griego témenos.
Pese a la directa relación un templum no era una necesariamente una construcción, sino un espacio mágicamente acotado por un sacerdote. Este espacio era sagrado. Sacer, en latín, designaba todo que lo escapaba al control y la posesión humanos. Estaba prohibido acceder a un espacio sacer. La vida humana corría peligro. El templum era una propiedad divina, señalada por la propia divinidad.
Algunos grandes santuarios, como Dódona, perteneciente a Zeus, tan importante como Delfos, carecía de cualquier construcción. En otros casos, la construcción podía no estar techada. De este modo, el acceso de la divinidad a su morada terrenal era directo.
El santuario de la Asunción, en Ibiza, proyectado hace exactamente cincuenta años por los arquitectos José Antonio Martinez Lapeña y Elías Torres (uno de sus primeros proyectos), está más cerca de un recinto sagrado pagano que cristiano. Un muro discontinuo recto o curvo en un tramo, delinea un espacio descubierto dotado de los mínimos elementos necesarios para el culto (un altar, unos bancos, un atril). Un hito vertical triangular sobresale apenas como una alusión a un campanario o a la Trinidad. La presencia divina se manifiesta, como el Dódona (Zeus era el temblor de las hojas de un roble), por los juegos de luces y sombras siempre cambiantes, por la luz filtrándose a tres de las copas de los pinos entre los que se inmiscuye este santuario recoleto, apartado del bullicio de la isla, y que constituye unos de los más hermosos, serenos e iluminadores espacios sagrados españoles del siglo XX.
Un templo que no tiene aires de palacio, interesante...
ResponderEliminarSaludos y gracias por las fotos,
J.