Recomendar la lectura de una de las mejores novelas del siglo XX, Las memorias de Adriano, de la escritora franco-canadiense apodada Marguerite Yourcenar, a estas alturas, es una obviedad.
La novela, para cuya preparación la escritora no sólo leyó todos los textos clásicos sobre el emperador Adriano, sino que recorrió las ciudades y los edificios que amó o que proyectó (Adriano quería ser un arquitecto y no soporto que el arquitecto de la corte, Apolodoro de Damasco criticara la composición de sus proyectos), ha logrado pasar por las verdaderas -e inexistentes- memorias del emperador. Por esta razón, es este texto, que conviene leer más de una vez, el que permite adentrarse en el mundo Romano, percibiendo sutiles ecos y reflejos entre Adriano y la época del lector.
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