Figuras antropomórficas de cobre, finales del tercer milenio, Museo Nacional de Oman, Muscat.
Fotos: Tocho, diciembre de 2024.
Sorprendería la cantidad de estatuillas de fundación de cobre macizo, algunas de casi medio metro de alto, halladas en los cimientos de construcciones monumentales del cuarto y tercer milenios, en el sur de Iraq, un territorio de marismas, carente de piedra y de minerales, si algunas tablillas reales escritas en sumerio con escritura cuneiforme, del tercero y del segundo milenio, no revelaran la procedencia del cobre: la tierra de Magan, un reino que comerciaba con las ciudades-estado sumerias, y el tercer imperio de Sur, a finales del tercer milenio; una tierra que Sumeria acabaría conquistando.
Mas, ¿dónde se ubicaría el reino o los reinos de Magan? ¿En la India, o en la actual Baréin? Al parecer, Magan era la actual Omán, un país con una riqueza arqueológica quizá menos conocida que la de Iraq, pero no menos importante para entender los intercambios culturales, comerciales y políticos, entre el Mediterráneo, Eurasia, los reinos arábigos, hindús y el imperio chino en la edad de bronce.
Entre las representaciones humanas más sintéticas y hermosas de la antigüedad se hallan unos objetos interpretadas como unos útiles o como unas ofrendas, de una aleación de cobre, de finales del tercer milenio: unas figuras femeninas, quizá, humanas o sobrehumanas. Están a la altura de las figuras funerarias de las islas Cícladas, apenas posteriores, talladas en mármol, volumétricas aunque relativamente planas, tan estilizadas y armoniosas como las figuras del antiguo reino de Magan.
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