viernes, 10 de agosto de 2018

TAYSIR BATNIJI (1966): CRYSTAL KEYS (LLAVES DE VIDRIO, 2007)




Las llaves de casa no se dan a cualquiera. Solo existen unas pocas copias. Representan nuestro hogar. Hasta que no nos entregan las llaves, la casa no es nuestra; y cuando las entregamos, abandonamos para siempre dónde hemos vivido. Las llaves abren y cierran (vidas, espacios). La vida, otrora, en las clases pudientes, estaba en manos del ama de llaves. Es un drama perderlas, pues también se pierde la casa, convertida en un cuerpo exterior, ajeno, inaccesible, todo y que alberga bienes y recuerdos. La pérdida se refiere a una parte nuestra, afecta nuestra vida. Las llaves, ligeras o pesadas, son siempre de metal. Llaves de cristal son, por el contrario, inutilizables –frágiles pero preciosas. 

La pequeña escultura Crystal Keys reproduce el juego de llaves que el artista tenía en Gaza y tuvo que abandonar a toda prisa su hogar. Estas llaves evocan su derecho a un hogar, y la imposibilidad de acceder a él. 
Pero la cristalización es un fenómeno que permite condensar en un objeto todos los valores, imágenes y recuerdos desperdigados, en un objeto transparente. La casa se ha perdido; pero se sigue teniendo la llave que da paso a lo que no se ha destruido: la capacidad de recordar –y de darse cuenta de todo lo que se ha perdido.

Nota: 
Esta obra se expondrá en la muestra Habitar el Mediterráneo, que el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), en Valencia, prepara para celebrar el treinta aniversario de su fundación, entre diciembre de 2018 y abril de 2019.

1 comentario:


  1. Buenas Tardes:
    Las llaves, por metonimia, son signos de la unión de la casa y el hogar.
    Me explico. Esa pequeñez fundamental que podemos poner al resguardo de la mano tiene a la habitación apropiada como significante y a la hondura inagotable del lugar habitado como significado. Así la llave es signo.
    Todo un ceremonial se construye sobre este signo, tan poderoso cuanto tenue. Al estar conectado funcionalmente con la práctica del umbral público de la casa, lleva consigo toda la dimensión inaugural y recurrente que tiene el capital hecho de trasponerlo. Al perfeccionar tanto mecánica como simbólicamente la práctica de este umbral, la llave condensa todo su sentido de eficacia mágica.
    ¿Cómo olvidar estos sentidos? Es, en verdad, imperdonable perder las llaves de la casa.
    Saludos desde Montevideo

    ResponderEliminar