miércoles, 11 de septiembre de 2019

El saludo

Negar el saludo se ha convertido en una práctica habitual en la política. ¿Qué implica este gesto?
La palabra saludo viene del latín saluto que significa visitar, acudir a una casa para honrar a su dueño. El saludo culmina y da sentido a un desplazamiento y, de algún modo, es un rito de paso que permite cruzar el umbral de una casa tras ser invitado a entrar. El saludo certifica el encuentro y la aceptación. La anunciación, la llegada de la buena nueva, que acontece en la casa de María -la casa es el lugar por excelencia del encuentro-, viene precedida por la salutación
Saludo viene tanto de salus cuanto de salvus, dos palabras latinas que significan lo mismo: bienestar, salud.

Salvus introduce un matiz: dicha salud implica entereza. A una persona saludable no le falta nada: su persona no está afectada -marcada, mutilada- por ningún accidente. Salvus viene del griego olos: olos significa entero y único: el ser o el ente olos es singular: lo tiene todo, no necesita nada. Por todo, lo que o quien goza de tal entereza, está solus (solo, que también deriva de olos): solus se traduce tanto por solo como por desierto. Bien es cierto que quienes están sanos pueden vivir sin estar o entrar en contacto con nada ni nadie. Son autosuficientes, gozan de todo lo necesario. Pero dicho aislamiento no produce frutos. Por eso, la buena salud necesita del saludo, del encuentro con los demás.

Saludar es desear salud. Es algo más: un saludo aporta la salud. Quien brinda el saludo, es decir, la salud, es tan saludable (tan amigable) que puede repartir saludos y salud. La salud le sobra. Tiene tanta que puede disponer de ella y repartirla, creando así lazos. Los saludos mantienen las comunidades en vida. Evitan los daños, las enfermedades. Esta generosidad solo está al alcance de los dioses (que son seres singulares). Por eso aquélla es santa. Salud y santidad son palabras vecinas también. Un santo no es un eremita. Por el contrario, va de puerta en puerta aportando salud. Un santo cuida, protege. A los santos se lees invoca cuando la salud declina. Saludarse es un gesto con el que se renuevan energías que permiten reponerse y recuperar la entereza, la confianza.
Si solo se pudiera practicar este arte hoy. 

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