jueves, 8 de febrero de 2024

El loco y el lugar

 La palabra locura, de incierto origen, parece derivar del latín locus que no se traduce por locura, sino, todo parece indicar, por lugar.

La locura nubla la vista. Impide ver más allá, o solo permite ver más allá sin poder ver lo que se encuentra cerca de nosotros.

Un loco es un desequilibrado. Se repite, sin poder salir de su lugar, sin ser capaz de ponerse en el lugar del otro, o carece de lugar. No tiene cabida en el mundo. Anda desorientado, perdido en su mundo, sin poder interactuar con los demás. El mundo le es ajeno o extraño. Su lugar no es de este mundo.

El lugar es el espacio donde no cabe la locura. Por el contrario, es el espacio donde impera, o se recupera la cordura. Quien se siente perdido se reencuentra cuando halla el lugar que le corresponde. Se reintegra en el mundo. En el lugar, un espacio acotado y acogedor, que uno puede hacerse suyo, el ser humano se aquieta, se tranquiliza y recupera la razón perdida. 

Los lugareños son las personas que habitan en un lugar; son personas cercanas, sabias a menudo, a las que la locura, la pérdida de sí, no afecta porque están arraigados, enraizados  en un lugar propio que les protege y les alimenta.


Bibliografía:

MARCET, I., 2023:  La historia del futuro. La palabra que cambió el mundo. Barcelona: Plaza y Janés 


Agradecimientos a Ángela Molina por la recomendación 

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