miércoles, 21 de febrero de 2024

La modestia de Le Corbusier







Fotos: Tocho, Paris, febrero de 2024


Le Corbusier, un arquitecto suizo instalado en Paris, aunque viajaba a menudo a Suiza para ver a sus padres, recibió, a principios de los años 20, el encargo de la decoración de un estudio con dos habitaciones en una villa neo-barroca de diez estancias, ya existente, la villa Les Eglantines, en la pequeña ciudad de La Chaux-de-Fonds, en Suiza. El estudio iba a ser ocupado por un amigo de infancia, perteneciente a una acomodada familia de relojeros judía, Marcel Levaillant. A Le Corbusier también se le encargó el amueblamiento de la casa de la sobrina de éste, Madeleine, casada con René, un miembro de otra reputada familia relojera, los  Schwob, en la misma ciudad. Esta villa, aún existente, estaba inspirada en la arquitectura tradicional turca, proyectada también por Le Corbusier en sus inicios.

Le Corbusier se encargó no solo de los proyectos arquitectónicos y de interiorismo (diseño de los muebles y de lámparas), sino de la compra de complementos, tales como telas, papeles pintados, alfombras, cojines, casi siempre en los almacenes Le Printemps, de Paris, ferretería, objetos decorativos,  y obras de arte. Así Marcel Levaillant le encargó la compra de una vasija griega -que Le Corbusier, que frecuentaba casas de subastas y galerías de arte, y se interesaba por el arte moderno y el arte "primitivo", al que le dedicaría una exposición en su piso en 1931, no encontró-, de un cuadro cubista de de la Fresnaye -aunque Marcel Levaillant temía que el precio fuera excesivo, amén de dudar del arte moderno- y, más adelante, de "un buen cuadro de Picasso", ya que quería "una pintura moderna chic". Estamos entre 1923 y 1926.

Le Corbusier, mucho antes que Shakira, facturaba mucho. Cobraba el proyecto y las compras, obviamente, pero también por el número de desplazamientos efectuados, amén del coste de los taxis.

La factura era tal que la sobrina de Marcel Levaillant se quejó de la suma requerida. 

Le Corbusier replicó a dichas quejas:


"Querido Marcel


tengo tu carta del 4 de diciembre de 1923.


Querido amigo, si te parece bien [la expresión "si tu le veux bien", en francés, es casi una orden], quedemos extremada, totalmente amigables, pues estaría desolado que hubiera una nube entre nosotros.

Reina pues la gran miseria en Chaux-de-Fonnière:  a cada vez que presento una nota de honorarios, provoco protestas. sin acritud, se debe constatar que no se mide allí  [en contraposición a París] la calidad del trabajo que se espera de mí.

Si, a día de hoy, me he adquirido una reputación parisina e internacional (de la que no me vanaglorio por cierto) es debido a los cuidados extremos que dedico a mis trabajos. Hacer "sencillo" es infinitamente más complicado que hacer complicado. Además hacer interiorismo es trabajar con presupuestos mínimos durante una labor muy larga. Es por esto que los honorarios legales que son del 5% sobre trabajos corrientes, van hasta el 25% en decoración interior. Aquí [en París], es más sencillo, el precio con respecto al precio de los artículos adquiridos se dobla. ¡Mira si Groult [Nicole Groult, alta costura] vende barato! Yo, en cambio, busco minuciosamente. Si todas las grandes revistas de Paris y del extranjero, los grandes periódicos de París (Journée Industrielle, Paris-midi que han escrito artículos de 3 y 4 columnas sobre mí) me señalan como uno de los que conducen el movimiento moderno, es debido al cuidado y la calidad; por otro parte, esto se pagaría. Yo, sabiendo cuánto se está poco acostumbrado a pagar honorarios en La Chaux de Fonds, me he miserablemente contentado de decirte durante todo el tiempo el tiempo dedicado, mis notas de taxi, etc. ¿Crees que se puede enviar a un empleado a hacer las compras que te están indicadas? No. Entonces,  uno debe ir uno mismo. ¿Soy yo quien ha deseado hacer estos trabajos? No, eres tú quien me has rogado; he aceptado por amistad por ti. Cuando tomas una lección en casa de Iturbi [José Iturbi, pianista y compositor español, profesor en el conservatorio de Ginebra y luego en París] ¿le pagas caro? Yo he sumado mis gastos [subrayado].

Y esta queja melancólica la he cantado siempre en La Chaux de Fonds, por eso puedo, para tipificar, llamar esto un estilo Chaux de Fonds. Anatole [Anatole Schwob, relojero, dueño de la Villa Schwob, diseñada por Le Corbusier, donde instaló a su esposa Madeleine, la sobrina de Marcel Levaillant, autora de las quejas por las facturas de Le Corbusier] me paga 8000 f para una casa que ha hecho la vuelta por las revistas del extranjero [...]; mi viejo amigo, en el nombre de Dios, corto, neto, pues es divertido, esto, pero he sufrido íntimamente.

Te pido que reflexiones sobre tí, simplemente que juzgues de manera no arbitraria. Sé que eres generoso y un buen tipo de por naturaleza; ahuyentarás tu humor, y me compadecerás de tener que escribir estos alegatos. Si dijera esto aquí [en París], te aseguro que causaría estupor.

¿Tu sobrina [Madeleine Schwob]?  Te acuerdas, cuando en su comedor, este verano, me suplicaba que me ocupara de ella de inmediato, apenas regresado, inmediatamente, inmediatamente. Pasemos sobre el capricho, sobre la inocencia de las mujeres, sobre su ignorancia. Pero imagínate la vida en París, en qué están mis días ocupados, a qué responsabilidades muy muy [subrayado] estoy atado . Por educación, me molesto...Y este es el resultado! (...)

Mi viejo amigo, continuaría sin fin. Pero créeme que si he escrito esta carta que me recuerda un caso desagradable, que me entristece, me hacer perder tiempo, etc., es por buena amistad, porque no tiene que haber un pelo entre nosotros, una sombra. De allí eres el único que ha guardado un recuerdo limpio de mí,. y amigable.

¡Conservémos!

Dícete que he trabajado para tí como un buen amigo y que he puesto otra cosa que un valor venal.


Mis amistades


Ch. E. Jeanneret


Este 5 de diciembre de 1923"


Modestia aparte...



(Carta en la documentación H 3-7 de la fundación Le Corbusier en París)


Agradecimientos à Arnaud Dercelles




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