Fotos: Tocho, Lyon, febrero de 2924
El descubrimiento hace seis meses (por un buscador de tesoros con un detector de metales) y la publicación del mismo hace tres semanas de un dodecaedro ha vuelto a poner el acento en este tipo de objeto enigmático.
Encontrados en el norte del Imperio Romano, estos pequeños objetos, de bronce, romanos o celtas, de los que se han encontrado unos ciento treinta ejemplares desde el siglo XVIII -la mayoría en Francia, como los dos del Museo Lugdunum Galo-romano, en Lyon, que mostramos-, resisten a toda interpretación en ausencia de textos clásicos que se refieran a ellos.
¿Juguetes de niños o de juegos de azar, objetos decorativos, terminaciones (conteras) de bastones de mando, candeleros?
El cuidado modelado y el que se han sólido hallar en tumbas apunta a un uso religioso.
Se ha especulado también que pudieran ser imágenes del universo. Las doce caras simbolizarían los signos del zodiaco y los meses del año, mientras que las treinta aristas ejemplificarían los días del mes.
El misterio sobre el significado de los dodecaedros sigue intacto.
Así como su fascinación
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