miércoles, 7 de febrero de 2024

ERWIN WURN (1954): I AM A HOUSE? (¿SOY UNA CASA?)




































































Si el interior de la casa comprimida del artista austriaco Erwin Wurn no se pareciera tanto a algunos “pisos” -o zulos- de alquiler en España, anunciados en diversos portales digitales, podría ser considerado como una mirada irónica a la casa familiar del artista, comprimida por las estrecheces financieras y de miras, como si las paredes de la casa fueran orejeras. Un interior rígido y opresivo, del que solo cabe huir para no regresar -y ridiculizar, una vez fuera.

En otros casos, la casa se desborda, se desparrama y se deforma como un cuerpo obeso, ahíto por un consumo excesivo . Alguna de las maquetas parecen estar construidas con grasa: sarcásticamente, son, en verdad,  recipientes de cerámica  para la mantequilla. 
El sobrepeso alcanza también edificios “icónicos” venerados, sepultados por una devoción untuosa, que impide apreciarlos críticamente. Las casas se licúan como helados al sol; golosinas de usar y tirar. La reflexión está proscrita. No hay tiempo que perder. Edificios vistos y no vistos, sin pensar. Ingesta instantánea.

La torre de Babel es el modelo que inspira el deseo del arquitecto de levantar un rascacielos, siempre más alto, dominando el mundo. Un gesto ridiculizado o puesto en evidencia. La erección, una palabra que el novelista francés Flaubert precisaba que solo se aplicaba a la arquitectura, no se mantiene. Y el rascacielos se ladea, se tambalea, pierde prestancia -una falta imperdonable en un edificio que apunta al cielo- y acaba como un girasol un día nublado: la cabeza gacha. El gesto heroico sufre un vergonzantes o risible gatillazo. 
 
Sobre este artista, véase, por ejemplo, su página web:

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