miércoles, 27 de abril de 2016
RORY GARDINER (¿1988?): UTOPIA (2016)
El Príncipe Carlos de Inglaterra publicó un libro de arquitectura en los años ochenta en el que, amén de proponer tipologías de espacios habitables -muy criticados en su día-, exponía las miserias -degradación, sobrepoblación, sensación de encierro y feísmo- del "brutalismo": el estilo de desmesuradas construcciones de hormigón, compuestas por una superposición de bloques desajustados, sin relación con el entorno (degradado a menudo), entre los años cincuenta y setenta.
Aquel "panfleto" -como se le calificó- era contemporáneo del naciente postmodernismo cuyo origen algún teórico situaba en la destrucción de algunas malqueridas torres brutalistas.
Derribos tales hoy no serían posibles. El brutalismo ha vuelto como un estilo añorado, considerado un patito feo injustamente tratado, un canto -utópico o infantil, hoy desafinado- a la vida en común.
El joven fotógrafo australiano Rory Gardiner ha contribuido en el drástico cambio de la valoración crítica de este estilo. Su reciente proyecto expositivo, titulado Utopia, documenta algunos edificios ingleses que, hoy, parecen casi imposibles. Farónicos, inquietantes o patéticos, rechazan el culto a la fachada en pos de interiores habitables (o que pretendían ser habitables) bien defendidos -y quizá encerrados- por adustos muros de hormigón.
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