El dios mesopotámico Ninurta decapitando al dragón de siete testas (Museo de las Tierras de la Biblia, Jerusalén)
Jordi (Jorge) viene del griego (geôrgios). Es una palabra compuesta. Une los sustantivos ge (tierra) y ergon (trabajo). Geôrgion significa tierra labrada, cultivada; geôrgeô se traduce también por fertilizar. El poema de Virgilio las Geórgicas es un canto a la regulada vida en el campo, tarea con la que se pauta el tiempo y el espacio.
Santiago de la Vorágine, en la medieval Leyenda dorada, afirma que el nombre de Jorge viene también del sustantivo griego hieron, que se traduce por santo, y gyon, que significa luchador, palabra que derivaría de Gihon, uno de los cuatro ríos del Paraíso, símbolos de las virtudes cardinales y, en este caso, de la Templanza: una virtud simbolizada por un compás -con el que medir y mesurar-, emblema de la Geometría y de la Arquitectura. La etimología muy posiblemente es fantasiosa, pero significativa. Revela el imaginario de San Jorge.
Jorge es un agricultor (tal es el significado literal del nombre), un trabajador de la tierra. Abre surcos y zanjas para cultivar y para fundar.
Érase una ciudad llamada Silene, ubicada en Libia según Santiago de la Vorágine (quizá la ciudad colonial griega Cirene, fundada por Apolo). Como Delfos, la ciudad sagrada apolínea de la que Cirene era una imagen o una réplica, Silene estaba asediada por un dragón que controlaba una fuente. Los habitantes de la ciudad, sedientos, sacrificaban ovejas sin resultados, por lo que decidieron entregar una virgen para aplacar al dragón. Cuando la hija del rey iba a ser entregada al monstruo, Jorge, subido a un caballo blanco -un emblema de coraje y pureza-, apareció, mató al monstruo y liberó a la joven. Su gesta no era excepcional. Ya el héroe griego Perseo había liberado a la princesa Andrómeda atada a una roca para aplacar a un dragón.
Los países de religión musulmana celebran la fiesta del hombre santo Al-Khidr (Al-Jidr) el 23 de abril, día también de Jirjis (Jorge en árabe). Al-Khidr estaba asociado al dios fenicio Kothar. Su nombre significa Hábil, Diestro, Sabio. Se trataba del herrero divino. Construyó el reluciente palacio del Dios Baal, fundó ciudades, y forjó las armas con las que Baal pudo matar al dragón marino Yam que ponía el jaque al mundo. Kothar también modeló los apeos con los que trabajar la tierra.
Dicha labranza era similar a la que practicaban los escribas cuando abrían surcos en las tablillas de arcilla. Kothar, que manejaba los sopletes de la forja que expiraban rítmicamente, era un poeta y un músico inspirado, que transcribía versos y notas en tablillas. Su figura y sus acciones estaban modeladas sobre las del dios mesopotámico Ea o Enki, dios de las artes y de la arquitectura, que ordenó y cultivó la tierra, con cuyo monstruo, el dragón Tianat, luchó a fin de completar el universo, ayudado por su hijo el Dios babilónico Marduk.
El dragón, asociado a la tierra y las fuentes, evocaba las fuerzas primigenias aplacadas por Jorge. La tierra domesticada, pudo ser cultivada y habilitada. Liberó la ciudad y logró que dominara la tierra circundante y la pusiera a su servicio, así como libró a la princesa de la muerte lo que aseguró la perpetuación de la ciudad.
Jorge era un arquitecto, el primer arquitecto. Kothar era una variante de Caín, el primer herrero (qayin es herrero en hebreo), y el primer constructor de ciudades, tras haber dominado el primer dragón, el demonio, real e interior.
Magnífico apunte, Pedro. Me emocionan estos vínculos entre el mito, la leyenda y la realidad.
ResponderEliminarLa leyenda, pese a recoger datos de varias culturas, presenta una fuerza y una coherencia sorprendentes, como los mitos verdaderos
Eliminarprecioso!
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarMe lo pasé muy bien buceando en textos antiguos, sobre todo en La leyenda dorada
Un atento saludo