domingo, 29 de diciembre de 2013

WAQAS KHAN (1982): FORMING SPACES (ESPACIOS EN FORMACIÓN, 2012)































Waqah Khan es un artista pakistanés. Dibuja con instrumentos de arquitecto: una pluma "Rotring", y tinta indeleble. Traza figuras geométricas a base de trazos diminutas. Se semejan a mandalas, plantas de edificios, o espacios en formación; formas hipnóticas cuya función, según Khan, es la de apaciguar el ánimo y transportarlo a otro espacio. Los círculos, como las danzas de los sufíes -de los que Khan es adepta-, elevan y despegan del mundo presente. Espacios labrados, líneas onduladas que expanden lentamente el espacio habitado, que lo construyen y lo delimitan; lo ordenan, lo centran. Espacios imperfectos, sin embargo. No están muertos, o fosilizados; vistos desde muy cerca, revelan una pulsíón vital, la mano y el ojo que los han trazado; el hálito de la vida; cierto temblor apenas perceptible que confiesa que se trata de una creación humana, a la medida del ser humano.
Khan dibuja conteniendo el aliento. No puede respirar para poder depositar la tinta en el lugar adecuado. La mano no puede temblar. Un simple soplo y las formas se desequilibran. El dibujo refleja su contención. Solo respira cuando ha sido materializado.

Khan acaba de obtener el premio de arte contemporáneo más importante en el mundo islánmico, el Premio Jameel 2013



4 comentarios:

  1. Como ya hemos comentado en algún otro post, el peligro de la abstracción como arte en mayúsculas es la facilidad que tiene en caer en el efecto decorativo. A la abstracción geométrica más estricta de unas obras se contraponen otras más violentas y salvajes, a base, por ejemplo, del amplio trazo, la salpicadura, la rasgadura, la perforación, la acumulación matérica o la sutileza cromática. Si consiguen sortear lo decorativo, los mejores ejemplos se mueven en la cuerda floja que les permite manifestar poesía gráfica, sea lírica, dramática o metafísica partiendo de presupuestos estéticos bien distintos.

    Estas obras de Khan son líricas sin ninguna duda. Muy delicadas. En la miniatura del trazo y la filigrana está su atractivo y fascinación, una aparente sencillez rozando lo esencial. Tienen dos miradas, una a la media distancia y otra a la corta; son unas obras que invitan al acercamiento para hablarnos en susurro. Este artista es fiel a su cultura natal milenaria de la miniatura, como él mismo afirma.

    Sin embargo, no puedo sustraerme a la primera impresión de ciertos de estos dibujos: algunos me recuerdan a Eusebio Sempere, y otros a los trabajos de ganchillo que hacía mi abuela, una mente privilegiada que sin ningún estudio universitario y no universitario, y sin plano previo era capaz de armar sobre la marcha complejísimas y maravillosas piezas de encaje a modo de fractales blancos, con la única pretensión de que fueran decorativas.

    Saludos.

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  2. Muy cierto.
    Las obras geométricas a base de trazos se parecen,. Creo sin embargo que la intención es distinta, o distinta es la manera de abordar el trabajo y lo que se persigue. Parece que en el caso de Khan su trabajo no va dirigido tanto al espectador cuanto a él mismo, constituyendo un ejercicio físico y mental, permitiéndole respirar de un modo inhabitual.
    El trabajo de quienes bordaban y bordan es admirable. Complejas superficies trabajadas por el placer de componerlas, de las que a menudo, solo se ha destacado (negativamente) su manera de hacer repetitiva sin ver en esta misma su repetición su belleza.
    El arte contemporáneo ha "rescatado" el arte del bordado, si bien artistas contemporáneos como Boetti han delegado la ejecución material del bordado, sin darse cuenta que el bordado es una técnica en la que la manufactura es esencial para la plasmación o traducción de una idea o forma mental. El hacer es casi más importante que el idear.
    Quizá la única diferencia entre quienes bordan o bordaban y quienes utilizan el bordado como una entre otras muchas maneras de "expresarse" -o hacer- resida en que la innovación constante (y a veces inútil o fracasada) no es el objetivo principal de la persona que borda o teje, sino que recurre a unos mismos patrones o procedimientos por la misma razón que nos gusta escuchar las mismas historias: el placer tranquilizante de la repetición

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  3. No puedo estar más de acuerdo. Es del todo cierto, no había tenido en cuenta este aspecto.

    En el caso de Khan, aunque él lo afirme, es difícil no pensar que forma parte de su legítima estrategia de marketing, pero da totalmente en la diana como explicación. Y como obra de interés del todo coherente y original.

    Y en el caso de las personas que bordan es verdad que produce este efecto tranquilizador que menciona, confesado por ellas mismas, el tejer media de lana con dos agujas es muy elocuente. Pero lo que me fascina del trabajo de ganchillo y su filigrana, es la superposición de una labor mecánica y repetitiva con el cálculo simultáneo, por mucho que obedezca a patrones y sin ánimo de alterar ninguno. Dicho de paso, mi abuela aprendió a leer ella sola.

    Saludos.

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  4. Bordar: un trabajo callado. Para mí., eso es lo más fascinante. La falta de necesidad de un completo andamiaje teórico para explicar un "simple" hacer, la necesidad de un hacer cotidiano...

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