Sala de la prehistoria
Útil de piedra, 8000 aC
"Diosas de la fertilidad", 6000 aC
Máscara de Warka, 3400 aC
Cerámica pintada, 2800 aC
2600 aC
Elementos decorativos de fachada de templo, 2600 aC
2600 aC
Gran bronce sumerio
Tablilla de plata
Célebre tableta babilónica con el "teorema de Pitágoras", mil quinientos antes que Pitágoras
Fachada de templo, en relieve, de Warka, 1450 aC
relieve del palacio neo-asirio de Khorsabad, con escena de toma de ciudad, s. VIII aC
Toros alados neo-sumerios, guardianes de puertas de ciudades y palacios imperiales, s. VIII aC
Fotos: Tocho, Bagdad, junio de 2019
Con la amable autorización de la Dirección General de Antigüedades de Iraq
Si bien la devastación que el Museo Nacional de Iraq en Bagdad sufrió en 2004, con la pérdida (destrucción, robo), seguramente definitiva de unas siete mil obras (de un total de ciento cincuenta mil), no ha sido aún borrada -no lo será nunca ni quizá deba serlo-, el Museo, sitiado por un anillo de vías rápidas elevadas, en una área considerada peligrosa, estuvo cerrado durante más de diez años, permitiendo solo visitas concertadas para personas de y relacionadas con misiones diplomáticas y, poco a poco, y de manera intermitente, para colegiales iraquíes.
Tras unos años caóticos -algunas obras maestras, como la máscara de Warka, una de las obras antiguas más célebres del mundo, fueron devueltas en buen estado, otras, como la gran vasija de Uruk, restaurada, en ocasiones apresuradamente o con pocos medios -, el gobierno italiano restauró las tres grandes salas a la derecha de la entrada del Museo dedicadas a los grandes relieves y las estatuas exentas de piedra neo-asirios de los palacios imperiales (Sargon II, Shelmaneser III) de Ninive. Se instaló y abrió una sala dedicada al arte sumerio, una segunda al arte acadio o babilonio, una tercera al arte islámico. El goteo de obras devueltas, casi siempre por países que habían logrado hallarlas en anticuarios, coleccionistas o en la frontera, permitió organizar de tanto en tanto exposiciones temporales que recordaban el daño sufrido y la lenta recuperación, parcial para siempre, del patrimonio perdido.
Pocas personas pudieron visitar estas colecciones durante más de una década.
Un concurso arquitectónico para ampliar o rehacer enteramente el museo fracasó. La imagen de los recientes grandes museos de los Emiratos, creados a base de fondos sin fondo, aún ronda y es un peligro, por ahora sorteado.
El museo está hoy abierto por la mañana . La dureza de los controles -las puertas solo se abren a visitas concertadas-, aún recuerda que la vida en Bagdad está aún lejos de la normalidad -y las perspectivas son sombrías.
Se visitan siete salas: prehistoria, neolitico y calcolitico; arte sumerio; arte babilonio; estatuaria neo-asiria (dos salas), tres salas de arte islámico, y pequeñas salas complementarias dedicadas a la escritura cuneiforme, y a la construcción mesopotámica.
Las salas dedicadas a los tesoros de Nimrud, financiadas por el gobierno norteamericano, no están aún abiertas; la presentación museográfica no siempre está a la altura; las cartelas son insuficientes: pocas piezas están debidamente identificadas; la iluminación natural y artificial a veces dificulta mucho la contemplación de algunas obras a contraluz o en la penumbra (obras de pequeñas dimensiones); y la ordenación de las obras no siempre responde a un guión que tratara de ofrecer una visión de la creación mesopotámica, su ubicación en el espacio y su función siempre que se sepa o se adivine: es inevitable observar esos objetos con ojos preguntas y prejuicios modernos. Temas, hoy de actualidad, como el trato al enemigo, o las influencias culturales - relieves mesopotámicos revelan influencias egipcias-, que podrían tratarse con las obras expuestas, son obviados o quizá no hayan estado nunca o no puedan estarlo aún sobre la mesa. El juicio está inevitablemente marcado por la época y la cultura, y temas que hoy podrían ser de interés quizá aparezcan vanos, irrelevantes o demasiado obvios de aquí a unos años.
Con la salvedad de estas limitaciones museográficas y museológicas, el museo deslumbra -admiración que aumenta cuando se sabe la historia, penurias y daños por los que ha pasado. El estudio del próximo oriente antiguo no puede llevarse a cabo sin contar con las colecciones del museo nacional de Iraq que están a la altura de las grandes colecciones occidentales -creadas, en parte por apropiaciones de dudosa legalidad (incluso aceptando que no pueden juzgarse acciones anteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el enfrentamiento entre potencias occidentales y el Imperio otomano que sometía al Próximo Oriente, y cuando la dominación colonial occidental en el periodo de entre-guerras, entre los años veinte y cuarenta).
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ResponderEliminarBuenos días
ResponderEliminarDesconozco cómo se crea una galería en Flickr. Lo voy a consultar.
Fue un placer volver a visitar el museo -la última vez fue en 2013-. Me sorprendió mucho y muy favorablemente que, pese a las dificultades en la entrada -cerrada por muros de hormigón- (una entrada lateral que exige recorrer el patio tras severos controles), grupos de escolares pequeños iraquíes visitaban el museo acompañados de sus maestros, y parecían disfrutar