Fotos: Tocho, agosto de 2023
Oscar Domínguez
1940. La guerra civil ha concluido con la derrota y liquidación del gobierno de la República y de la mitad de la población; la Segunda Guerra Mundial se ha iniciado y los ejércitos alemanes invaden Europa.
Los perseguidos por los nazis tratan de huir de Europa y emigrar a África. América del Norte o del Sur desde un puerto del sur de Francia. Los republicanos intentar cruzar la frontera hacia Francia antes de la declaración de guerra alemana. La dura frontera franco-española está cerrada. Se abren pasos secretos por los Pirineos. Algunos no sobrevivirán a la travesía. Se instalan los primeros campamentos de refugiados cabe el mar. Ciertos como antesala de los campos de exterminio alemanes.
El pequeño puerto de Collioure, cerca de la frontera, se convierte en la última o la primera parada de un viaje a la desesperada. A veces deviene un centro de reclusión. Los emigrantes o los inmigrantes no están autorizados a proseguir. Apenas tienen para vivir o sobrevivir.
Durante un año, el frente marítimo de Collioure se convertirá en un frente de Guerra. Una ciudad asediada, una cárcel o una puerta de salida.
Esta es la trágica historia que el Museo de Arte Moderno de Collioure cuenta en una pequeña y hermosa exposición que muestra obras ejecutadas en Collioure por artistas españoles o de otras nacionalidades europeas, muchos surrealistas, algunos caídos hoy en el olvido como el notable Gerardo Lizarraga, esposo de la pintora Remedios Varo, recientemente reivindicada, artistas que expusieron en el pabellón que el arquitecto español José Luis Sert construyó para la República Española en la Exposición Internacional de París de 1937, obras de artistas ejecutados, encerrados, recluidos, escondidos o de paso en un año infernal que durará cinco años mas, cuyo final muchos no vieron, salvo quienes como Derain aceptaron doblegarse y viajar a Berlín.
https://museecollioure.com/front-de-mer/
Exposición hasta principios de octubre
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