Fotos: Tocho, Soria (España), mayo de 2025
Un entorno de cantos romos de gigantes desperdigados en lo alto de la Sierra de Urbión, que componen, en la deshabitada provincia de Soria, una “ciudad encantada”, coronada por estructuras metálicas lunares que erizan la cumbre.
Un encuentro que remeda el surrealista una máquina de coser y un paraguas cabe una mesa de planchar, y que bien podría causar horror o indignación, pero que conjuga dos naturalezas que parecen hechas la una para la otra: descomunales rocas pulidas por el tiempo, como caídas del cielo, en cuya cumbre se accede por sencillas y ligeras escaleras y estructuras metálicas y conductos de madera que desembocan en un trampolín suspendido sobre el vacío, una de las intervenciones arquitectónicas más hermosas -sino la que más- que se han compuesto en los últimos años en la península, que permite, literalmente caminan sobre los riscos, muy cerca del cielo, desde donde se descubre el majestuoso y desolado entorno, hipnótico e inquietante.
La intervención, poética, discreta e insólitamente necesaria sin serlo, recibió el premio a la mejor infraestructura en la comunidad de Castilla y León. Un premio que podría englobar a toda España.
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