miércoles, 14 de mayo de 2025

Precariedad

 Precario: un adjetivo habitualmente asociado a las palabras trabajo y vida. Hoy más que nunca el adjetivo califica negativamente al sustantivo. Precario es sinónimo de inestable, temporal, mal retribuido, inseguro. Dibuja un perfil de una actividad o una persona con escaso futuro y pocas probabilidades de éxito, futuro, supervivencia incluso. Y evoca un porvenir siempre a merced de un tropiezo, una caída, un despido. 

Quien se ve marcado por la precariedad -quien tiene sus actos calificados de precarios- tiene poco de esperar y está a merced de la decisión, el humor o el capricho de otra persona. Los temporeros pasan. Son figuras a los que se presta poca atención. Literalmente, mano de obra, sin que sus vidas cuenten, sin que prestemos atención a lo que cuentan.

Precario viene del latín. La familia de verbo, sustantivo y adjetivo dibuja un mundo aún más oscuro. Precarius  designa lo que se obtiene tras rogar, suplicar. Se trata de una gracia que se concede, y que puede revocarse en cualquier momento. El verbo precor se traduce precisamente por rogar.

Rogamos cuando ya no podemos hacer nada. Las puertas se cierran, y no se tiene a donde ir. Se ruega cuendo no se puede hacer nada más. Se implora a lo alto, a poderes invisibles, o a superiores difícilmente alcanzables. Nuestra vida queda en sus manos. Pueden concedernos lo que imploramos, lo que sea, mas este bien, favor o gracia se otorga para hacernos callar. 

Quien logra lo que suplica queda en deuda -una deuda moral de la que no podrá deshacerse. Lo precario no es justo. No es lo que califica un gesto o una decisión justos, sino condescendientes. Atan para siempre el suplicante al suplicado. Deberá callarse, inclinarse, o reír las gracias. Su existencia depende del humor -necesariamente mudable- de quien lo ha agraciado. Lo precario rebaja, hunde, humilla. Impide cualquier atisbo de independencia. No se puede pensar en libertad. Solo cabe la adulación y la genuflexión. Es el tipo de trato que se tiene con los poderes ultramundanos.

Las gracias se conceden sin mirar, sin saber quiénes nosotros, porque a ojos del duplicado, quien suplica es una presencia molesta que se acalla con la venia. La gracia es la calificación del trato injusto, entre seres socialmente desiguales. Lo precario es una manifestación de falta de reconocimiento, de inhumanidad, en suma.


Agradezco las consideraciones del artista Gabriel Llinás.

Y la lectura de la espléndida novela Misericordia, de Benito Pérez Galdós.


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