Comercios, abandonados o cerrados a partir del mediodía, en el fantasmal centro de la ciudad
Calle Al-Rasheed: primera intervención urbanística unitaria, en el centro histórico, a finales de la primera guerra mundial, por el gobierno inglés. Esta calle, delimitada por soportales, a imitación de la calle de Rivoli en París, que combina comercios y viviendas, fue la más elegante de Bagdad hasta los años 80. Se prevee restaurarla por tramos.
Bagdad es conocida por sus villas modernistas y art deco, estudiadas por la historiadora francesa Caecilia Pieri
Entrada al barrio chiíta de Khadimiya, de acceso difícil o imposible a occidentales
Calle de Al-Rasheed: primera intervención urbanística unitaria, en el centro histórico, a finales de la primera guerra mundial, por el gobierno colonial inglés. Esta calle, delimitada por soportales, a imitación de la calle de Rivoli en París, que combina comercios y viviendas, fue la más elegante de Bagdad hasta los años 80. Se prevee restaurarla por tramos.
Zona verde cerca del Tigris que incluye un palmeral, huertos, hoy preservados, y un restaurante al que acuden, de día, miembros del gobierno y la escasa burguesía que queda en Bagdad.
Conocida estatua de bronce decapitada de Sadam Husein, colocado sobre un alto pedestal en una plaza central, derribada cuando la invasión de Irak en 2003, hoy en las reservas del Museo Nacional de Irak.
Estación central de Bagdad, proyectada por los arquitectos ingleses Wilson & Mason, discípulos de Luytens, durante el mandato colonial, en los años 30, y terminada en 1965, y aún en funcionamiento. Una de las estaciones ferroviarias más hermosas del mundo.
Un sin número de muros de hormigón protegen los edificios de los ataques de los "suicidas-bomba", impidiendo o dificultando la circulación peatonal.
Gimnasio y campo deportivo, antes llamado Sadam Husein, que constituyen la únicas partes construidas de un gran equipamiento deportivo y cultural, proyectado en los años 50 (1955-1965) por Le Corbusier, y construido por orden de Sadam Husein a finales de los años 70 (1973-1980). En buen estado. Utilizado por varios equipos deportivos infantiles. Situado cerca de uno de los accesos al barrio de Sadr City.
Paseo por el barrio chiíta de Khadimiya (el barrio más antiguo y mejor conservado de Bagdad), rodeado por un gran número de policías y de soldados del ejército iraquí. Las mujeres deben llevar chador. La entrada al interior de la tumba del imán, en el centro del santuario de Khadimiya, está prohibida a los no-musulmanes.
Bagdad, 19-25 de junio de 2009:
Apenas el avión proviniente de Istambul aterrizó en el aeropuerto, cinco gruesos hombres trajeados, con raya diplomática, sudorosos o engominados, se levantaron de súbito y se juntaron en el pasillo, mientras la nave avanzaba aún por la pista. Los reiterados avisos por megafonía lograron que se sentaran por un momento, sin ponerse el cinturón, mientras sus teléfonos móviles sonaban, antes de volver a dirigirse hacia la puerta de acceso, bloqueando el paso. Una decena de vehículos blindados Patrol, con las lunas oscurecidas, se acercaron de inmediato a la nave y se situaron al pie de las escalerilla. Casi sin tiempo de mirar por la ventanilla, ya habían desaparecido en los vehículos, junto a guardias armados y sus (¿?) mujeres, que partían velozmente sin pasar por ningún control.
Acabábamos de llegar a Bagdad.
Nuestra llegada fue mucho más lenta. Al igual que el primer viaje, en junio de 2008, apenas entramos en la terminal, guardias nos apartaron, nos retiraron los pasaportes y declararon que, todo y teniendo el visado en regla, y pese a la presencia de responsables de la embajada de España, no estábamos autorizados a entrar en Irak y se nos iba a deportar. Media hora más tarde, sin saber porqué, abandonábamos el aeropuerto, protegidos por un chaleco antibalas, en tres vehículos blindados defendidos por geos, camino del hotel Al-Mansoor (que perteneció a la cadena Meliá hasta 2005), no sin que antes nos hubieran hecho formar y nos hubieran apuntado en la sien con un termómetro luminoso para descubrir si teníamos la gripe porcina.
Al parecer, los funcionarios en la embajadas de Irak, dependientes del Ministerio de Asuntos Exteriores, que conceden los visados, son kurdos, mientras que el Ministerio del Interior está dominado por chiítas. Los visados, entonces, que deberían ser el único salvo-conducto legal, no son aceptados si no vienen avalados por dicho ministerio, con el que la embajada de España no puede tener relaciones.
Este incidente, de difícil solución, parecía repetir el del año pasado. Sin embargo, Bagdad ha cambiado en un año. Ha empeorado.
El viaje, esta vez, tenía un triple objetivo.
Organizado por La Caixa, con la decisiva ayuda de la Embajada de España, Ignasi Miró (director de la Obra cultural de La Caixa) y yo íbamos para entrevistarnos con las autoridades iraquíes (Ministros de Cultura, de Turismo y Antigüedades, y de Asuntos Exteriores) y los responsables del Museo Nacional para intentar obtener piezas de arqueología en préstamo para una exposición de arte sumerio que tendrá lugar en Caixaforum, en Madrid y Barcelona, entre mediados de 2011 y principios de 2012: posiblemente la primera muestra de arte sumerio, y la primera en muchos años que podría incluir obras del Museo de Bagdad.
Por otra parte, Victoria Garriga (arquitecta, de AV62Arquitectos) y yo, también íbamos a Bagdad porque, habiendo sido seleccionados (junto a Josep Llinás y un estudio iraquí) para la segunda parte de un concurso internacional, organizado por el ayuntamiento de Bagdad, con vistas a la rehabilitación del barrio chiíta de Khadimiya, necesitábamos (intentar) visitar esta zona de acceso imposible, en la que hace años ningún extranjero ha entrado.
Finalmente, dado que el ayuntamiento de Barcelona podría gestionar la restauración del complejo de la antigua embajada norteamericana, obra maestra de José-Luis Sert, para convertirla en un Instituto Cervantes, era conveniente que aprovechara el viaje para tener una primera reunión con el alcalde de la ciudad.
Al igual que el año pasado, los desplazamientos oficiales se realizaron en camionetas blindadas, guardadas por "geos" armados, circulando a gran velocidad, en ocasiones en dirección contraria para sortear los atascos, con las sirenas ensordecedoras para despejar la ruta. Los chalecos antibalas eran de rigor. El despliegue militar obligatorio. El resto de los desplazamientos, en coche con un chófer.Al llegar a Istambul, el personal del aeropuerto no quiere atender para que no se pierda el avión que parte hacia Barcelona. En Frankfurt, el calor es pegajoso.
Tres cosas: Plas, las, plas.
ResponderEliminaruna cosa?
ResponderEliminares un viaje al futuro? o al pasado?
y no es metafórico...
es que en el título pone ... 24 Julio 2009!!
Tocho responde:
ResponderEliminar¡Ojalá hubiera sido un viaje hacia el futuro!
Era un error. ¿Para huir rápidamente de lo visto?
Recuerdos
Pedro