Barcelona posee el gabinete de curiosidades más completo de Europa: el gabinete alvador, en el Instituto Botánico de Barcelona, datado del siglo XVII.
Pero, ¿qué es un gabinete de curiosidades?
Se trata de una institución europea que existió entre los siglos XVI y XVIII en cortes nobles y reales. Consistía en unas estancias dedicadas a exponer maravillas, casi siempre naturales, del mundo, en vitrinas y armarios: esqueletos, conchas, piedras, gemas, minerales, plantas, maderas pulidas por el tiempo, etc., casi siempre inhabituales. En algunos casos, los gabinetes acogían obras manufacturadas como pinturas sobre soportes extraños -piedras, placas metálicas-, y obras de arqueología.
¿Por qué se coleccionaban y se mostraban?
Estas colecciones no eran públicas. Solo se abrían para visitantes prestigiosos. Se consideraban que estos objetos eran una muestra singular de la inventiva, la omnipotencia creativa divina, insuperable, fuera del alance de la habilidad artística, y servían tanto como modelo como de advertencia sobre la vanagloria humana. Por ingenioso y talentoso que fuera el artista, nunca podría rivalizar con la o las divinidades.
La inclusión de obras humanas tenía como fin mostrar que la creación estaba sujeta a la inventiva divina -que podría trazar formar reconocibles en las vetas del mármol, lo que llevaba al pintor a siluetar las figuras que las vetas sugerían, par compensar la debilidad de la imaginación humana en captar las imágenes sobrenaturales-, o la torpeza de los humanos primitivos, manifestada en piezas arqueológicas, rotas o desgastadas, alejados de la presencia o la iluminación divinas.
Los gabinetes de curiosidades, al contrario que los posteriores museos establecidos a finales del siglo XVIII, sobre todo tras la Revolución Francesa, no proclamaban la grandeza creativa humana sino divina. Eran maravillas insuperables.
Estas obras singulares, al mismo tiempo, podían ser consideradas como un lenguaje secreto, codificado, utilizado por la divinidad, que se podía intentar descifrar, conscientes de las limitaciones humanas. En las extrañas figuras -esqueletos, conchas, caparazones, momias, animales disecados naturalmente, huesos de especies desaparecidas, piedras con formas antropomórficas, etc.- se intuían avisos, advertencias, sobre el futuro, que se debían descifrar, y que eran un testimonio del poder real o aristocrático de captar y acoger dichos mensajes.
La desacralización de las sociedades europeas, la caída de las monarquías europeas y el mayor control del poder de la iglesia, puso fin a las gabinetes de curiosidades en favor de las colecciones de las maravillas humanas que las obras de arte, de las bellas artes, expresaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario