La ciudad existe por naturaleza y es anterior al individuo, pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí mismo, deberá mantener con todo lo político [lo relacionado con la ciudad, la comunidad] la misma relación que las otras partes mantienen con su respectivo todo. Quien sea incapaz de entrar en esa participación común, o quien, a causa de su propia suficiencia, no necesita de ella, no es parte de la ciudad, es un animal o un dios."
(Aristóteles: Política, 1259a)
Nietzsche interpretará esta afirmación de Aristóteles: "para vivir solo hay que ser un animal o un dios -dice Aristóteles. Falta el tercer caso: ha que ser ambas cosas -un filósofo..."
(F. Nietzsche: "Sentencias y flechas", El crepúsculo de los ídolos, 3)
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