Fotos: Tocho, junio de 2021
En las profundidades de la montaña más alta de Creta, se abría la angosta cueva de Dicte que descendía como un paso al Hades, donde moraba la mítica cabra Amalthea, que alimentaba al niño Zeus, en la que su madre, la diosa Rhea, lo había escondido para que escapara a la furia de su padre Crono, ya que éste sabía -así lo había anunciado un oráculo- que un día lo suplantaría a la cabeza del panteón divinidad.
La cueva pertenecía a la diosa de las montañas, Bricomartis, que gustaba ir de caza en compañía de la diosa de las fieras, la temible Ártemis. Ambas recurrían a armas similares; actuaban desde lejos, Ártemis disparando flechas y Bricomartis lanzando redes que apresaban a las víctimas, como si éstas hubieran quedado inmovilizadas, no sabiendo qué senda tomar, por la red de galerías del laberinto.
Pero, pese a su divina condición, la diosa Bricomartis tuvo que abandonar su tierra, la isla de Creta, hundiéndose en el ponto, a fin de escapar del asedio del poderoso rey Minos, favorecido por el dios Poseidón.
Zeus, enfrentado a Poseidón, se apiadó de su segunda madre : le permitió salir a flote, y volverse invisible, bajo el nombre de Aphaia -que significa Invisible-, al emerger cabe la isla ática de Egina, donde, desde quizá el siglo XIII aC, los habitantes de la isla le rindieron culto, y siglos más tarde, en el siglo VI aC, le dedicaron un templo dórico, el único conocido que honra a esta divinidad, un templo de armoniosas proporciones y medidas controladas, ubicado en un altozano de la isla, rodeado por densos bosques, dominándola, el templo griego más hermoso que aún existe.
Cuando estudié en la carrera de Letras la Historia del Arte ya me pareció uno de los tempos más equilibrado y bellos (¿todo lo equilibrado es bello aunque no todo lo bello tiene que ser equilibrado al menos según unos cánones?) de los que tenemos constancia. Qué suerte verlo in situ.
ResponderEliminarEn efecto, el barroco no es equilibrado; sí lo es el neoclasicismo y el academicismo en general. Y la diferencia salta a la vista.
EliminarLo que más atrae del templo de Aphaia es su localización y la manera como sobrevuelan sobre los bosques circundantes, además de su sobriedad y de la sensación que produce que nada le sobra y nada le debiera faltar en su tiempo, un templo abarcable por la vista humana, cuyo volumen no empequeñece al ser humano como sí lo hace en parte el Partenón (que bien es cierto no es un templo propiamente).
Me hubiera gustado haber hecho Letras… se decía que no tendría qué comer….