lunes, 21 de junio de 2021

Zeus y la cabra Amalthea: la cueva de Dikte (Creta)










 

Los dioses nacen y mueren. Nacen, no renacen, porque cada nacimiento no es un nuevo nacimiento, sino que es el primero. Abre los tiempos que concluyen, al cabo de un año con la muerte de la divinidad. La decadencia de los tiempos acaba con ellos, mas el ciclo de inicia nuevamente como si fuera la primera vez, porque nada distingue un nacer de un renacer.
Zeus, el padre de los dioses olímpicos, nació, se crio y falleció en Creta que se honra de poseen aún la cuna y la timba del dios.
De niño, por indicación de su madre, la diosa Rhea, Zeus fue amamantado, -a escondidas de su padre Crono que temía que se cumpliera el oráculo y su hijo se enfrentara a Él, como así sucedió- por la cabra Amalthea en la cueva de Dikte en lo alto de una montaña en el centro de la isla. En ella, los estalactitas aún gotean el líquido que nutrió a la divinidad, y allí los cretenses acudían a honrar el lugar y el dios ascendiendo duramente por la pendiente antes de descender por un vertiginoso y húmedo pozo, como aún hoy hacemos.
En agradecimiento, Zeus elevó a Amalthea al cielo y desde allí vela sobre una parte de nosotros bajo la forma de la constatación de Capricornio.

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