CONSEJERO.- ¿ Y cómo vais vosotras a poder acabar con tantas cosas revueltas como hay en el país y desenredarlas?
LISÍSTRATA.- Muy fácilmente.
CONSEJERO.- ¿Cómo? Dilo.
LISÍSTRATA.- Como con una madeja: cuando se nos enreda, la cogemos así y la separamos con nuestros husos, uno por aquí, otro por allí; del mismo modo vamos a desenredar nosotras esta guerra, si se nos deja, separando a los dos bandos mediante embajadas, una hacia allí, otra hacia aquí.
CONSEJERO.- ¿Con la lana, las madejas y los husos como modelo creéis que podréis acabar con asuntos tan graves? Estáis locas.
LISÍSTRATA.- También vosotros si tuvierais cabeza haríais toda vuestra política tomando el manejo de la lana como modelo.
CONSEJERO.- ¿Cómo es eso, vamos a ver?
LISÍSTRATA.- Ante todo, como se hace con los vellones, habría que desprender de la ciudad en un baño de agua toda la porquería que tiene agarrada, quitar los nudos y eliminar a los malvados, vareándolos sobre un lecho de tablas, y a los que aún se quedan pegados y se apretujan para conseguir cargos arrancarlos con el cardador y cortarles la cabeza; cardar después en un canastillo la buena voluntad común, mezclando a todos los que la tienen sin excluir a los metecos y extranjeros que nos quieren bien y mezclar también allí a los que tienen deudas con el tesoro público y además, por Zeus, todas las ciudades que cuentan con colonos salidos de esta tierra, comprendiendo que todas ellas son para nosotros como mechones de lana esparcidos por el suelo cada cual por su lado. Y luego, cogiendo de todos ellos un hilo, reunirlos y juntarlos aquí y hacer con ellos un ovillo enorme y tejer de él un manto para el pueblo.
(Aristófanes: Lisístrata, 565-584. Traducción de Luis M. Macía Aparicio. Ediciones Clásicas. Madrid, 1993)
Lisístrata -La que deshace ejércitos- fue una comedia escrita en 411 aC, cuando Atenas y sus aliados (dominados por ella) estaban perdiendo una guerra que parecía no tener fin, las Guerras del Peloponeso contra Esparta y sus aliados.
Busca una solución a lo que parece no tenerla, un conflicto que no cesa. La metáfora del complejo trabajo del tejer, limpiando y cardando la lana, hilándola, antes de montar trama y urdimbre y empezar a tejer, uniendo hilos de cualidades, grosores y colores -pero sin impurezas-, para describir el arduo trabajo político de volver a coser una sociedad, remendando los desgarros, es pertinente -aunque la metáfora política del tejido, que Platón también utilizaría, ya existía desde la época arcaica.
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