miércoles, 2 de febrero de 2022

Bataclan


















 Fotos: Tocho, febrero de 2022


Bataclan es una palabra francesa, sinónima de barda: desorden, cosas personales en desorden. Se desconoce su origen, quizá una onomatopeya que sugiere el estrépito de cosas amontonadas sin orden ni concierto, formando una pila inestable que se viene ruidosamente abajo. 

Fue esta palabra el título de una opereta decimonónica que acabó por nombrar al café concierto de París en la que se representaba, que sobrevivió a guerras y crisis para acabar como sala de conciertos de grupos de rock.

Fue el Bataclan, de nombre trágicamente profético, el epicentro de los sangrientos atentados que asolaron la capital francesa hace cinco años con centenares de muertos y de heridos.

Hoy, entre fortísimas medidas de seguridad que bloquean el eje que, desde la ciudad universitaria y transita por el bulevar Saint Michel, atraviesa el Sena y la isla de la Cité, y asciende a través el bulevar Sebastopol hacia la lejana estación del Norte, cruza la ciudad perpendicularmente al eje paralelo al río que une el barrio de la Defensa, los Campos Elíseos y gracias a la plaza de ls Concordia se prolonga a través de ls calle de Rivolí hasta la plaza de la Nación, tiene lugar el doloroso juicio contra terroristas fanáticos en el palacio de justicia, ubicado en la isla de la Cité, que fue el palacio real en la Edad Media, alrededor de la capilla palatina de la Sainte Chapelle. 

Decenas de coches de policía, camionetas, vehículos blindados, aparcados, día y noche, a los lados y en medio de la calle, en los inicios de los dos puentes que cruzan los brazos del río que rodean la isla, entre barandillas metálicas y agentes armados que sólo permiten un estrecho pasillo por ls acera de enfrente, y dando un amplio rodeo ante ls entrada del palacio, controlan, entre el constante ulular de las sirenas de coches policiales que entran y salen del palacio,  a los escasos viandantes, en estos días de miedo y de teletrabajo.   






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