Una exposición antológica en la ciudad francesa de Dijon muestra la obra extrañamente figurativa, espectral -figuras sin rostro, casi traslúcidas, inmersas en actividades banales, en entornos baldíos- del pintor francés Marc Desgrandchamps, más inquietantes y perturbadoras que las imágenes de la ciudad de Barcelona, muchas ajenas al tópico, sin embargo, que realizó por encargo de una conocida casa de alta costura y artículos de lujo francesa.
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