Sí, sí, sí, soy antiguo; mesopotámico, incluso, pero....
Las clases presenciales vuelven lentamente....
¡Albricias!
Mas, en el aula solo caben 30% de los estudiantes, en contacto directo con el profesor.
El 60% restante se distribuye en dos otras aulas, y sigue
la clase por televisión, sin poder intervenir.
Sí, es cierto, la pantalla es muy grande, pero si tienes que sentarte en según qué plazas ves al profesor allí a lo lejos como la cabeza de un tentetieso.
Si yo fuera estudiante ¿iría a la escuela a las ocho y media de la mañana para ver la tele como en la sala de un casal de la “tercera edad”? ¿No me quedaría en casa en pijama o en batín siguiendo la clase por el ordenador?
En cierto, es cierto, ya casi no tengo veinte años, por lo que me cuesta entender el encanto de la pantalla.
Mas, siendo un profano, ¿qué me aporta calentar la silla para ver la tele?
Seguro que tiene unas ventajas maravillosas que se me escapan, pero....
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