jueves, 12 de agosto de 2021

Cuando la nieve cae en agosto (César Martinell Taxonera, 1922-1990: Ábside De la Iglesia de Santa María de la Neu, Port de la Selva, 1960-1966)

















 


Fotos: Tocho, agosto de 2021


La basílica paleocristiana de Santa Maria la Mayor, fue construida en Roma en el siglo IV, allí donde la Virgen apareció y trazó la planta de la Iglesia trazada en el suelo milagrosamente cubierto de nieve un cinco de agosto.

La nieve caída en agosto es signo de prosperidad: protege y aporta humedad.

Desde la Alta Edad Media el culto a la Virgen de las Nieves se extendió y varios templos en Europa recordaron este milagro que trajo bienes en épocas de pobreza.

Fue, en esta ocasión, una bendita granizada; cubrió el pueblo y los campos, salvando milagrosamente las cosechas de la sequía y la helada. A finales del siglo XVIII, en agradecimiento por el milagro, la población pesquera de Port de la Selva (Costa Brava, Cataluña, España). decidió construir un templo dedicado a la Virgen de las Nieves.

La población fue casi enteramente destruida durante la Guerra Civil. La iglesia, severamente dañada por una bomba, fue restaurada por un buen arquitecto de las Regiones Devastadas, Pelayo Martínez (1898-1978), en 1944, y ampliada, por el ábside, reconstruida sobre un cementerio parroquial, por el arquitecto César Martinell Taxonera (1922-1990) -hijo del arquitecto modernista César Martinell, y discípulo del arquitecto griego George Candilis 1913-1995), discípulo, socio de Le Corbusier- a principios de los años sesenta, con bóvedas de hormigón compuestas por tres paraboloides hiperbólicos, percibidos, por sus triples ejes, como símbolos de la Trinidad que vela desde lo alto.

Aunque las escasas obras de arte modernas (pinturas y la escultura de un Cristo en la Cruz)) en el templo son mediocres (no así las obras del Monasterio de Sant Pere de Rodas, entre éstas un relieve del Mestre de Cabestany, y una estatua De San Pedro, del siglo XVI), la hermosa arquitectura de la moderna ábside, delgadas láminas como cristales, por cuyos intersticios cae la luz, deslumbrante como la nieve, conjuga con la modesta arquitectura barroca y la dignifica, la “eleva”.


Agradecimientos a Isabel Buscató (Técnica de Cultura, Ayuntamiento de Port de la Selva), por la esclarecedora información brindada; a Jaime Coll, arquitecto, autor de la rehabilitación del espacio público del casco histórico de Port de la Selva, que nos descubrió la iglesia; y a los arquitectos Joan Roig y Enrique Granell (sub-director de Cultura de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona), que han aportado datos sobre los arquitectos citados en el breve texto del blog.



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