domingo, 19 de marzo de 2023

EL ORIGEN DE LA MODA - SANTIAGO SIERRA (1966): LOS EMBARRADOS (THE MUD SHOW, PARIS, 2022-2023)




 El destino del arte contemporáneo es la moda o, más precisamente, la alta costura.

Moda viene del latín modus que significa tanto manera como medida. La moda da la medida del tiempo, siempre cambiante, mudable

La expresión alta costura designa una manera de coser, siempre manual, tejidos, también fabricados artesanalmente, en dos talleres distintos, y de presentar vestidos a través de exposiciones públicas bianuales. 

La alta costura es una de las últimas tareas enteramente manuales, si bien el modisto o sastre, como todo artista plástico, como un arquitecto, no suele realizar físicamente los vestidos, sino que delega el arduo, fatigoso y exigente trabajo a mano.

La moda, curiosamente, ha sido el primer sector que, desde el siglo XVII, ha permitido el trabajo de la mujer, autorizándole a tener un comercio propio, bien visto, protegido por la aristocracia, puesto que permitía a ésta exponerse ante los demás, lucirse. Las primeras manufacturas textiles reales, que datan de la primera mitad del siglo XVII, ya empleaban a mujeres.

La primera modista fue quizá la señorita Pagelle (su nombre, significativamente, no es conocido, lo que relativiza la importancia de la trabajadora, no así, sin embargo, el de su trabajo), francesa, que vestía al rey francés Luis XV, y estuvo protegida por la condesa del Barry, amante del rey, una campesina (una proletaria, por tanto, una palabra que en francés se decía roturière, emparentada, a través del latín, con rudo -no educado, mal educado, maleducado, vulgar- y con ruptura -que rompe la armonía social classista, introduciendo una mancha o falta) que, a través de la prostitución (la única manera de ascender socialmente para una mujer joven del llamado tiers état), llegó a París y se abrió camino en la corte. Trabajaba en la primera tienda de moda, de la que no era dueña, llamada Le Trait Galant (el Estilo Galante).

La señorita Pagelle fue a su vez mentora de la primera costurera, llamada Rosa Bertin, que pudo abrir su propio comercio, una tienda de ropa, llamada Le Grand Mogol -un nombre relacionado con la moda entendida como un signo distintivo extravagante y seductor, toda vez que, a través de la evocación del gran Imperio hindú o mogol, evoca las llamadas turqueries, rasgos, dejes de vestimenta y costumbres que apelan a un oriente fantasioso y libertino, atractivo y reprobado por los pacatos puritanos jansenistas, que triunfó en la libérrima corte francesa ya desde Luis XIV-, en la exclusiva calle de Saint Honoré, en Paris, ya en el siglo XVIII.

 Rosa Bertin, que vestía a María Antonieta, fue la verdadera primera modista que controló su negocio, que empezó trabajando en una manufactura textil, de lo que aún no se llamaba la alta costura.

Sorprendentemente, fue el final del Terror de la Revolución Francesa, en 1794, que desató el gusto frenético por la vestimenta extravagante, liberadora, de los Incroyables y las Merveilleuses (los Increíbles y las Maravillosas), lo que impuso decisiva, definitivamente a  la moda como un modo de estar en la ciudad, de llamar la atención, de manifestarse como un ser propio, de distinguirse de y entre la multitud. Moda y multitud corren de parejo. Moda y metrópoli. La moda no tiene sentido entre los ermitaños del desierto, pese a la ocurrencia de Santiago Sierra.



Para V.G, fanática de Balenciaga 


No hay comentarios:

Publicar un comentario