La palabra universidad era una palabra poco usada antes del Renacimiento, en beneficio de la palabra Estudio (Studium) o de la expresión Estudio General (Studium Generale), y que nombraba, en su origen, un estamento gremial, no necesariamente “universitario”: una agrupación de personas unidas por saberes o prácticas comunes, sean estos “escolares” o “universitarios”. En plural, las universidades, en nada tenían relación con lo que el sustantivo designa hoy, sino que se refería a pueblos, unidos entre sí por lazos de amistad y que forman una confederación, según las distintas definiciones del diccionario de la Lengua Castellana del primer tercio del siglo XVIII[1]. En todos los casos, sin embargo, la palabra universidad designaba a una comunidad, un colectivo unido por lazos o intereses -objetivos perseguidos conjuntamente-, entre el que se encontraba, aunque no era el primer significado, el conjunto que hoy consideramos propiamente universitario:
“se llama asimismo el cuerpo , compuesto de los Maestros , y discípulos , que enseñan , y estudian en algún lugar determinado variedad de ciencias , y forman en él comunidad , con subordinación a un Superior, que llaman Rector o Maestre-Escuela”.
Como se comprueba, el componente “universitario”, no escolar, no está puesto necesariamente en evidencia, salvo por el uso de la palabra Rector -un sustantivo relacionado con el adjetivo recto que, en este caso, designa una cualidad moral y no matemática o geométrica. Por fin, dada la necesaria unidad de los miembros de dicha comunidad al servicio de un oficio común, un convento -que, ciertamente, era un centro de estudios y una comunidad- es el ejemplo de universidad que se destaca en dicho diccionario.
[1] Diccionario de la lengua castellana en
que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con
las phrases o modos de hablar, los proverbios o rephranes, y otras cosas
convenientes al uso de la lengua / Compuesto por la Real Academia Española...
[Texto impreso]. - Madrid: en la imprenta de Francisco del Hierro, impressor de
la Real Academia Española, 1726-1739, vol. 6, p. 4251
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